La exposición se articula en seis ámbitos temáticos (Lo sagrado y lo popular, La calle, el mapa, El cuerpo y su reverso, Políticas de ficción, Autobiografía y tautología y Lo intangible) que reflexionan sobre algunos desbordamientos producidos en el campo de la estética durante el período señalado, una época en la que, más allá de algunas nociones dominantes (la nueva búsqueda del genius loci en la pintura y otras artes, el escapismo y orientalismo de lo exótico, la revisión general de la historia bajo supuestos antimodernos y nostálgicos), surgieron nuevas sensibilidades, así como prácticas microhistóricas de «resituación» que conectarían lo político con lo corporal, los procesos populares de tradición secular con las narraciones autobiográficas, la búsqueda del otro con la investigación sobre el patrimonio autóctono.

En esta lectura se establecen aproximaciones, entre entusiastas y críticos, a la proliferación de formas musicales que reflejan la experiencia vital de los segmentos sociales más precarios y explotados; a los imaginarios colectivos que reinventaron el ceremonial urbano; a la cultura del fanzine; y a la reivindicación del humor como eje del trabajo de algunos artistas fundamentales, cuya obra suele ser colocada demasiado cerca de la grandilocuencia.

La herencia inmaterial reúne un conjunto de 109 trabajos (algunos de ellos presentados por primera vez en el museo) que se disponen junto a materiales de época: revistas independientes, libros, artículos de prensa, cómics, etc., entre los que destaca un espacio sonoro donde pueden escucharse diversas compilaciones musicales que van desde el llamado Rock Radikal Vasco hasta el bakalao; una cronología con datos singulares y los principales cambios histórico-culturales del período, que intenta añadir más luz sobre las obras y la exposición; y, por último, una bibliografía donde se recoge el quehacer de novelistas, poetas, ensayistas e historiadores vinculados con los contenidos de la muestra.