La instalación se organiza en torno a los géneros tradicionales de la pintura de historia, el paisaje y el retrato, e incluye obras de factura abocetada tanto de maestros antiguos como modernos. En ella se pueden encontrar desde esbozos de Rubens, Tiepolo, Géricault y Delacroix, y un estudio al aire libre de Matisse, a composiciones de Manet, Cézanne, Van Gogh, Heckel y Kokoschka.

El arte francés del XIX fue el escenario de un conflicto que enfrentó a los partidarios de lo acabado y lo inacabado en la pintura. A comienzos de siglo, los sectores más vinculados con la Academia convirtieron el fini o acabado pulido en símbolo de excelencia artística frente al acabado abocetado considerado un signo de negligencia.

Sin embargo, el fini nunca llegó a constituirse en modelo único de la pintura occidental: mientras la Academia florentina del siglo XVI celebraba las superficies cuidadosamente perfiladas de Rafael, los venecianos Giorgione y Tiziano abrían la puerta a una pintura vibrante y sensual.

En los siglos XVII y XVIII, la factura abierta veneciana encontró eco en varias escuelas nacionales como la holandesa, por ejemplo en la pintura de Frans Hals, o en la francesa con Fragonard.

  • Todas las obras están reunidas en el balcón mirador de la primera planta, con acceso directo y gratuito desde el hall.