El proyecto forma parte de una colaboración entre ambas instituciones y el Museo Reina Sofía, por el que se presenta una amplia selección de obras modernas y contemporáneas del museo suizo durante el período en que se llevarán a cabo las obras de ampliación de su sede.

A través de las 10 obras del pintor malagueño, fechadas entre 1906 y 1967, se conforma una pequeña pero magnífica retrospectiva del artista que se puede contemplar en compañía de algunas de las obras maestras del Prado.

Como asegura la subdirectora del Kunstmuseum Basel, la gran belleza de la exposición reside precisamente en ésto, «Picasso es confrontado con los viejos maestros, pero no hay un diálogo directo en el que estás forzado a encontrar conexiones. Es más, cuando ves ambos, encuentras las conexiones por ti mismo, haces las comparaciones y a medida que paseas ante ellos se vuelve más intenso».

Picasso se reencuentra una vez más con el Prado, según ha destacado Miguel Zugaza, su director, el museo fue para el artista malagueño «una parte importante en su formación», ya que pasaba horas y horas paseando por sus pasillos y estudiando a estos viejos maestros que hoy se reencuentran con sus lienzos.

Las obras del museo suizo reflejan, en forma de una antología esencial, algunos de los momentos decisivos de la trayectoria del que fuera director del Prado en los años de la Guerra Civil, como la conclusión de sus períodos azul y rosa, su incursión en el cubismo sintético, su retorno al “neoclasicismo”, su experiencia durante la guerra o los experimentos retrospectivos ensayados en los últimos años de su vida.

Antología

Entre estas obras se encuentran las primeras pinturas que llegaron al Kunstmuseum Basel de la mano de su director, Georg Schmidt: Panes y frutero con frutas sobre una mesa (1908-9), obra clave de la fase precubista del pintor; Muchachas a la orilla del Sena, según Courbet (1950), formidable recomposición de la pintura del maestro francés, y Mujer con sombrero sentada en un sillón (1941-42), que ingresaron en el museo suizo en 1951, 1955 y 1967, respectivamente.

A estas obras se suman El aficionado y Mujer con guitarra, pinturas que formaban parte de la primera donación al museo de La Roche en 1952. Los dos hermanos, obra realizada en Gósol a comienzos del verano de 1906, y Arlequín sentado (1923), un retrato de su amigo el pintor Jacinto Salvadó, fueron depositados en el Kunstmuseum Basel por Rudolf Staechelin en 1947 para ponerse a la venta 20 años más tarde por su hijo Peter.

La adquisición de estas obras partió de una iniciativa de los ciudadanos de Basilea, que así lo decidieron en referéndum, y se efectuó gracias a la participación de instituciones públicas y aportaciones populares. Este insólito hecho motivó que un conmovido Picasso regalase a la ciudad un estudio de gran tamaño y tres pinturas que también pueden verse en el Museo del Prado durante esta exposición: Hombre, mujer y niño de 1906 y Venus y amor y La pareja, ambas de 1967.

Como complemento de la exposición se ha editado un catálogo compuesto por dos ensayos, uno de Francisco Calvo Serraller, Una excursión hispano-suiza de Pablo Picasso, y otro de Nina Zimmer, directora adjunta del Kunstmuseum Basel.

A estos se unen los realizados para cada una de las 10 obras expuestas, realizados por Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservación del Prado, y los conservadores Leticia Ruiz, Javier Portús, Álvarez Lopera, Teresa Posada, Manuela Mena, Javier Barón, Miguel Falomir y Andrés Úbeda.