Producida por Acción Cultural Española (AC/E), la muestra recorre la biografía personal, intelectual y política de uno de los artífices de la entrada de España en la modernidad: Ricardo de Orueta. Una figura olvidada, a pesar de que dio testimonio de una autoridad, una integridad moral y una modernidad como gestor cultural que le valieron un extendido aprecio público. Era el prototipo de ciudadano comprometido con las libertades democráticas llevadas a la cultura.

El título de la exposición, Esto me trae aquí, resume su esfuerzo por poner a España a la cabeza de las naciones en el respeto y la custodia de su tesoro artístico. Por ello fue promotor, como director general de Bellas Artes, de la Ley del Tesoro Artístico Nacional, que conmemora su 80 aniversario. Una ley que se convirtió en la iniciativa más importante de la historia española en la salvaguarda del patrimonio y una de las más avanzadas de Europa, hasta tal punto que permaneció invariable hasta la ley de 1985.

Comprometido

ricardo de oruetaDe formación institucionista y convicciones republicanas, el destino de Orueta está unido a los momentos, las empresas y las instituciones más brillantes de la cultura del primer tercio del siglo XX: él encarna los ideales y promueve iniciativas brillantes y decisivas para el patrimonio y la cultura nacional.

Su vida intelectual y pública estuvo asociada a símbolos culturales tan significativos en esas décadas como la vanguardia intelectual malagueña, la Institución Libre de Enseñanza, la Residencia de Estudiantes, el Centro de Estudios Históricos o las Misiones Pedagógicas.

Entre 1910, año en que llega a Madrid, y 1931, cuando ingresa en la política activa, se encuentra en los escenarios más interesantes, en los experimentos más renovadores, en los círculos más comprometidos. Al proclamarse la II República pasó a formar parte de esa minoría gobernante de intelectuales que haría de la cultura el escaparate simbólico del nuevo Estado.

En poco tiempo, y con una voluntad inquebrantable, puso en marcha medidas y proyectos ambiciosos y adelantados, que hoy se consideran anónimos, dejando un legado espectacular: desarrolló un comprometido activismo en contra del expolio patrimonial que padeció el país en las primeras décadas del siglo y recuperó a los grandes escultores españoles del Siglo de Oro.