Las rutas se clasifican en los colores rojo, amarillo o verde en función de la distancia. La exposición de Grau transforma el espacio de la galería madrileña en un territorio sobre el que se suceden y yuxtaponen tres recorridos geográficos y temporales, cada cual asociado a un color: rojo (del 28 de mayo al 13 de junio), amarillo (del 16 al 27 de junio) y verde (del 30 de junio al 17 de julio).

La obra se construye a partir de elementos que son comunes a todas las etapas cromáticas: pintura mural, pintura sobre piezas, sobre madera-metal-piedra y fotografías realizadas con el motivo de la señalética en el contexto del paisaje. Con todo ello se irá componiendo una estructura de disposición espacial a la manera de una variación: tres etapas cromáticas que van yuxtaponiéndose y expandiéndose en el espacio según las experiencias del que aprende a observar un orden en el caos de un paisaje.

El proyecto parte de una imagen que representa la señalización de un tramo en el que tres tipos de senderos diferentes coinciden. Dicha imagen no aparece físicamente en la sala hasta la última y tercera fase. Esta idea de coincidencia marca la dinámica de la exposición y su articulación en tres partes-recorridos.