En el origen de este proyecto está en una idea de León que tiene que ver con su ejercicio de explicar, como ha hecho en numerosas ocasiones, el punto de partida conceptual de su pintura y con la necesidad de moverse permanentemente hacia otro lugar. Tanto su obra como su pensamiento son transitivos, lo que se refleja en esta reciente serie de pinturas que reflexionan sobre el principio de tránsito.

Cambiar de escala

Por sugerencia del comisario de la exposición, Fer Francés, León decidió cambiar de escala las acuarelas apropiacionistas en blanco y negro en las que “homenajeaba”, a veces en clave irónica, las que para él eran entonces grandes obras del Barroco europeo o, al menos, las que le parecían más adecuadas para plantear nuevas narrativas a partir de otras que le eran conocidas.

A través de estas obras descubrió que podía aprovechar la reflexión hecha por los maestros del pasado para establecer analogías con la realidad del momento en el que le ha tocado vivir. Pero en una evolución lógica, tras intervenir sucesivamente sobre el trabajo de artistas precedentes y con la ilusión de desarrollar una forma de pintar que fuera más lejos, comenzó a componer imágenes diferentes a modo de collage, lo que le suponía un trabajo gratificante pero al mismo tiempo muy exigente para el resultado que buscaba.

Penitentes

En los últimos años sus composiciones más conocidas han estado protagonizadas por penitentes con capirote que le han permitido indagar sobre cuestiones de identidad, expresar ideas críticas sirviéndose de imágenes previas de la historia del arte que ha reinterpretado desde un enfoque satírico.

Para recorrer otros caminos, a mediados del 2013 comenzó a trabajar con el actor Fran Torres como modelo de sesiones fotográficas en las que iba ataviado con vestimenta sacramental sevillana. También se ha autorretratado en algunas ocasiones, lo que le ha abierto un mundo infinito de posibilidades en cuanto a la libertad de composición del cuadro. A cambio renunció al anonimato de sus figuras anteriores, eje fundamental de su pintura, en las que el espectador se veía reflejado.

El desnudo

En palabras del propio artista, “el peso de las ropas en mis modelos era demasiado lastre para un viaje cómodo por estos nuevos territorios. Así, el día de la inauguración de la que ha sido hasta ahora mi exposición más relevante, planteé la posibilidad de introducir otros disfraces y, como no, enfrentarme al gran traje de todos, quizás el más real, pero también el más desconocido: el desnudo”.

En ese punto es en el que se encuentra Manuel León actualmente: estudiando textos sobre feminismo, género, queer, etc. para investigar sobre la definición de la identidad, al tiempo que escucha el último trabajo discográfico de Niño de Elche, Voces del extremo. En esta línea cuenta con los actores Fran Torres y Elena Blandón como modelos tanto para los lienzos como para las acuarelas recientes que conforman este “regreso” hacia el futuro.