Las obras invitan al espectador a reflexionar sobre las relaciones entre personas, territorio y un planeta, la Tierra, que trasciende en edad y sobre el que se tiene, como dice el artista, “un extraño e intenso sentimiento de propiedad”. Stupid Borders invita así a reflexionar sobre el sentido, o carencia de sentido, de los límites impuestos por la humanidad. Límites que no son sólo físicos, como hace ver el artista, sino también mentales.

La parte principal de la exposición la conforman tres acciones recogidas bajo el título Repúblicas Mínimas, que responden a una misma secuencia realizada por el artista: apropiarse de 100 metros cuadrados, dibujar una frontera y habitarla. El resultado son tres microestados efímeros cuyo límite responde a un criterio artificial, la geometría, cuya duración es breve (desde unas horas a un día completo) y cuyo único habitante es el propio artista.

La República

Martín de Lucas presenta como obra las fotografías cenitales de las Repúblicas tomadas mediante un dron en las que se ve la figura geométrica rodeada de un entorno natural: tierra, agua y centeno. El visitante se encuentra así La República #1, un círculo de 5,64 metros de radio dibujado con yeso en una tierra en barbecho, habitado durante 24 horas mediante una silla de playa, una nevera y una tienda de campaña.

La República #2 es un triángulo equilátero de 15,19 metros de lado cuyo límite está construido con maderas que flotan sobre un lago que el artista habita mediante una balsa de salvamento marino. Finalemente, La República #3 es un cuadrado de 10 metros de lado inscrito dentro de un campo de centeno en el que el artista vive con una sombrilla, una tumbona, un libro y un saco de dormir.

También se exhiben en la muestra tres piezas audiovisuales, tomadas desde un punto de vista cenital, que, repetidas en bucle y reproducidas en tres pantallas, envuelven al espectador. El resultado de estas Repúblicas Mínimas es un conjunto de obras tan sencillas en lo estético como profundas y abiertas en su interpretación y significado. Unos gestos tan absurdos e innecesarios como poéticos y cargados de ironía.

Terreno en la Luna

La exposición se completa con las serigrafías recogidas bajo el título Do not enter or I shoot you. Obras sobre papel en las que figuras geométricas concéntricas albergan inscritas de forma consecutiva las palabras My House, My Country, My Planet, My Galaxy para terminar con Do not enter or I shoot you, una obra que hace referencia al sentimiento de propiedad sobre una casa, un país o un planeta, y la defensa de la propiedad mediante armas de fuego.

Por otro lado se encuentra el conjunto titulado A piece of the Moon en las que el artista reflexiona sobre cómo nuestra pasión por poseer un pedazo de tierra nos ha llevado a la ridícula situación de apropiarnos de la superficie de cuerpos celestes como la Luna, Venus o Marte.

Para esta obra, el catálogo recoge dos historias respecto a la apropiación del satélite. La del abogado y poeta chileno Jenaro Gajardo Vera quien, en 1954 mediante declaración notarial, se proclamó dueño de la Luna para luego, a su muerte, legarla al pueblo chileno. Y la del empresario estadounidense Dennis Hope quien, tras reclamar plena soberanía sobre la Luna y el resto de planetas del Sistema Solar, se ha convertido en multimillonario vendiendo parcelas planetarias. De ahí que cada obra de esta serie muestre uno de estos cuerpos celestes acompañado del precio total que tendría en dólares estadounidenses.

Y, para rizar el rizo del absurdo, Martín de Lucas regala con la compra de cada obra un pedacito de 100 metros cuadrados en cada una de estas superficies extraterrestres por si alguien quiere ir allí e independizarse del resto del universo.


El paisaje

Rubén Martín de Lucas (Madrid, 1977) es miembro del colectivo Boa Mistura, grupo multidisciplinar de artistas con raíces en el arte urbano que ha intervenido en el Pabellón Español en la 13 Bienal de Arquitectura de Venecia, la Bienal del Sur de Panamá 2013, Bienal de La Habana 2015, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Casa Encendida y desarrollado proyectos en Brasil, Panamá, Argelia, Estados Unidos, Noruega y México.

Desde 2003, Martín de Lucas exhibe su trabajo individual de forma regular en galerías, ferias y exposiciones colectivas. Su trabajo se centra en el paisaje y en la manera en que las personas se relacionan con él.