Rodin. Foto: Michael Khoury.

Rodin. Foto: Michael Khoury.

En palabras de Eifman, «la vida y el amor de Auguste Rodin y Camille Claudel conforman una historia increíble sobre una alianza dramática de dos artistas en la que todo se entrelaza: pasión, odio y celos artísticos». El intercambio espiritual y de energía entre los dos escultores fue un fenómeno excepcional: al estar tan cerca de Rodin, Camille se convirtió en fuente de inspiración para su trabajo y lo ayudó a encontrar un nuevo estilo para crear obras maestras.

Ella desarrolló su propio talento, convirtiéndose en una maestra de la escultura, pero sacrificó su belleza, juventud y genialidad por su amor a Rodin. Tras más de 15 años juntos, rompieron su relación. El artista se quedó con la devota (pero no amada) Rose Beuret y esto acabó con la salud mental de la escultora, quien pasó sus últimos 30 años en un sanatorio. «El alma de la pobre mujer estaba siendo consumida por el odio patológico hacia su antiguo profesor y amante que, Camille cree, le robó su vida y talento».

El espectáculo del Eifman Ballet se sumerge en la añoranza de Rodin hacia su musa, los tormentos de su conciencia y el delirio de Camille causado por la enfermedad mental y sus dolorosas obsesiones. «En nuestra representación, utilizando el lenguaje dancístico, se habla de la pasión, la lucha interna y la desesperación de todos aquellos fenómenos espirituales humanos que fueron expresados magistralmente por Rodin y Camille en bronce y mármol», asegura el coreógrafo.

«Lo que busco al crear este ballet es convertir aquellos momentos tallados en piedra en movimientos desenfrenados llenos de emociones. Rodin refleja el alto precio que los genios tienen que pagar por la creación de obras maestras eternas. Asimismo muestra los tormentos y misterios del proceso creativo que inquietan a cualquier artista», concluye Boris Eifman.

  • Viernes y sábado a las 20.00 h. / Domingo a las 18.30 h.