Manchester, al norte de Inglaterra, justo después de la Segunda Guerra Mundial, era una zona difícil de transitar y mucho más en la cual vivir. La mayor parte de la población buscaba levantarse de las cenizas y reconstruir una normalidad difícil de reimaginar. Este periodo de tiempo, oscuro y difícil, tuvo en Shirley Baker (1932-2014) a una de sus documentadoras más audaces; sin embargo, el humanismo gráfico de su trabajo ha recibido poca atención durante sus más de sesenta años de carrera (publicaría su primer libro con más de 60 años).

El intenso periodo de estudio, de 1961 a 1981, documenta desde la compasión la demolición de cientos de viviendas subsidiadas en los barrios de las clases trabajadoras de Manchester y su zona metropolitana para erigir nuevas construcciones despersonalizadas. Sus fotografías testifican todo el poder y la resistencia de aquellas comunidades bajo asedio.