Los primeros días de primavera, 1922-23.

Los primeros días de primavera, 1922-23.

En 1922, con tan solo 18 años, Dalí se trasladó a Madrid para iniciar sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. La Residencia de Estudiantes le abrió las puertas, allí entabló amistad con un grupo de jóvenes estudiantes (muchos de los cuales formarán parte de la Generación del 27), con quienes compartió conocimiento, amistad y tertulias.

Durante los primeros meses en la capital, Dalí visitó a menudo el Museo del Prado, donde admiró sobre todo las obras de Velázquez, Goya y El Bosco. Conoció a Pepín Bello, que lo incluyó en su cuadrilla, un grupo de jóvenes que más adelante se convertirán en destacadas personalidades intelectuales y artísticas: Luis Buñuel, Federico García Lorca, Maruja Mallo y Rafael Barradas, entre otros.

Así fue como empezó a frecuentar cafés, bares y tabernas de moda de la ciudad, que cambiaron su aspecto y constumbres. Un claro testimonio de aquellos paseos nocturnos son los dibujos y aguadas que se presentan en esta muestra. Como, por ejemplo, Salvador Dalí y Maruja Mallo en el Café de Oriente, obra inspirada en una de estas veladas. En la pieza de 1923 se ve al pintor y a Maruja Mallo al lado de un tercer personaje no identificado. Ella es una joven extrovertida que rompe con una sociedad clásica y tradicional. Es la única mujer que ingresa en San Fernando en el mismo curso que Dalí.

Contratiempos

Pero la estancia de Dalí en Madrid entre 1922 y 1926 se vio truncada por diversos hechos. En 1923 es expulsado de la Academia a raíz de una protesta pública por haber negado una plaza de profesor a Daniel Vázquez Díaz. Durante esta expulsión estudió con Francisco Bores, Moreno Villa y Benjamín Palencia en la Academia Libre, dirigida por Julio Moisés. Es probable que pintara allí el Retrato de Luis Buñuel.

En 1924 es encarcelado en Gerona por llevar a cabo supuestas actividades políticas liberales y, veinte días más tarde, es puesto en libertad sin cargos. En septiembre del mismo año se incorporó de nuevo al curso de la Academia de Bellas Artes y a los periplos nocturnos por la ciudad. Durante el curso del año 1926 es expulsado definitivamente porque declara al tribunal examinador incompetente para evaluar sus conocimientos teóricos. Esto marcó el punto final de su estancia en la capital y su regreso a Figueras.