En la mayor parte de sus obras, Orts utiliza técnicas exclusivas desarrolladas en diferentes centros de Alemania, algunas en relación con las energías limpias en Münster y en Colonia, y otras en relación con el ritmo y con los sonidos ambientales.

Este conjunto de obras sensibles se avivan con la presencia de los visitantes de los que toman una parte de su energía vital, de sus gestos y movimientos. De este modo el espectador se convierte en parte esencial de la obra, porque al transferirle una parte de su pulso la humaniza, la completa y la termina. La obra evoluciona y es siempre distinta, pues depende de cada espectador, de sus gestos y de su estado de ánimo.

El título, Interrelaciones, hace referencia a las múltiples lecturas que puede tener la exposición. En ella se puede relacionar la escultura con la música, o la luz con el sonido, o la forma de la obra con su función, o el gesto humano con el ritmo; pero, además, hay que destacar la rica y compleja relación que se establece entre el espectador y la obra mediante el diálogo interactivo.

Estos trabajos también «ven» al espectador y reaccionan, y esto provoca a su vez otra reacción del espectador que influye nuevamente en la obra. Así, este diálogo desencadenado acaba revelando aspectos esenciales de la pieza y también del espectador, pues actúa como un reflejo del propio espectador que la contempla.