El aniversario es una buena oportunidad para acercarse de nuevo a la figura de José Zorrilla a través de esta cuidada exposición que recorre la trayectoria del poeta más célebre del siglo XIX español. La muestra se plantea en tres secciones: Recuerdos del tiempo viejo, Zorrilla en el escenario y El mundo legendario de Zorrilla. El primer bloque se refiere a la vida del personaje, tanto en España como en tierras mexicanas.

El segundo se aproxima a la actividad literaria más destacada del escritor: la creación teatral. En la España de la época había teatros destinados a todas las categorías sociales. En la exposición se muestra un billete de abono del Teatro Real, inaugurado en 1850. El Real se dedicaba sobre todo a la ópera, mientras que foros como el Teatro del Príncipe o el Teatro de la Cruz ofrecían otro tipo de espectáculos. Los grandes actores del momento se convirtieron en figuras muy destacadas del mundo artístico. Algunos de ellos tuvieron una relación muy estrecha con Zorrilla, como Carlos Latorre y Bárbara Lamadrid, cuyos retratos se exhiben en la exposición.

En la tercera sección se hace un repaso a la producción legendaria del poeta comenzando por La azucena silvestre, leyenda tradicional catalana ambientada en la montaña de Montserrat sobre la que años después también trabajaría Jacinto Verdaguer. Cantos del trovador fue la primera recopilación de leyendas que Zorrilla dio a sus lectores. En este libro, publicado entre 1840 y 1841 en tres volúmenes, reunió varias leyendas, entre ellas La princesa Doña Luz, para la que realizó varios dibujos el pintor e ilustrador Manuel Castellano, uno de los cuales se expone.

También vídeo

Además, se pueden ver cuatro vídeos que profundizan en diversos aspectos de la vida y la obra de Zorrilla. El primero analiza su trabajo como profesional de las letras. El segundo, la estancia del poeta en tierras americanas, en especial en México, y sus relaciones con los intelectuales aztecas más significativos. El tercero se ocupa monográficamente de Don Juan Tenorio, prestando atención tanto a las versiones que su autor hizo de su propia obra como a la multitud de parodias, imitaciones y sátiras que la obra generó tanto en su tiempo como posteriormente. Finalmente, el cuarto ahonda en la estrecha relación del poeta con Granada.

La Biblioteca Nacional tiene entre sus fondos piezas que permiten reconstruir ese mundo en el que el llamado “poeta de la tradición” supo contar a los españoles su historia y sus leyendas. Libros de poemas, manuscritos, grabados, retratos… son piezas de un puzzle que recrea el siglo XIX para mostrar todo un universo que ha quedado oscurecido por la brillantez de otros momentos de la cultura española.

Conocer a Zorrilla es también conocer su época, por lo que la exposición es una buena oportunidad para aproximarse a la cultura española del siglo XIX, tan denostada como desconocida. Poeta nacional, autor teatral, viajero impenitente, vallisoletano de origen y granadino por afición, el escritor parece resumir en su biografía la historia y la sensibilidad de su tiempo. Pasear con Zorrilla por la BNE es, pues, una ocasión de adentrarse en el romanticismo español, en el que se dieron cita el teatro, la poesía, la política, las tertulias literarias y las nuevas concepciones artísticas.

La calefacción de la BNE

La BNE forma parte de la comisión organizada en Valladolid para conmemorar los 200 años del nacimiento de Zorrilla. La institución se convirtió en Biblioteca Nacional en 1836, en pleno movimiento romántico. El mismo Zorrilla revela en sus memorias que recibió la noticia de la muerte de Mariano José de Larra mientras se encontraba en la Biblioteca, puntualizando que era uno de los lugares de moda para la celebración de tertulias, entre otras razones porque tenía calefacción. Además, la institución alberga el retrato de Zorrilla más conocido, pintado por el artista sevillano Antonio María Esquivel en el siglo XIX. También cuenta en sus fondos con cuadros de otros miembros de su generación, como Espronceda, Gil y Carrasco, Gil de Zárate o Hartzenbusch.