«Alonso Berruguete no es hijo de Pedro Berruguete, sino del Laocoonte». La sentencia del escritor y pintor José Moreno Villa plasma de una pincelada la esencia de la obra del artista castellano y resume el discurso de la exposición que le dedica el Museo Nacional de Escultura. Una selección que pone frente a frente la creación del autor con las fuentes que lo inspiraron, además de analizar su papel en la llegada a España de los principios estéticos del Renacimiento.

La muestra, por tanto, pretende reflexionar sobre la figura de uno de los artistas esenciales del Renacimiento español en su papel como puente con las novedades que se estaban fraguando en Italia en la época en que Miguel Ángel había esculpido su David y afrontaba la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina, y cuando acababa de ser descubierto el célebre grupo del Laocoonte.

Por tanto y centrada en la obra de Alonso Berruguete, la exposición reúne alrededor de setenta obras (más de 20 del escultor castellano), entre esculturas, pinturas, dibujos y grabados de grandes maestros, muchos de ellos representados en las colecciones del Museo, y otras procedentes de grandes colecciones y museos nacionales y extranjeros (Museo Arqueológico Nacional, Museo Nacional del Prado, Galeria Uffizi en Florencia, etc.), que ayudan a construir su universo de formas e influencias.

Las obras de Berruguete que se exhiben confirman la imagen del palentino como ejemplo de hombre del Renacimiento. Reconocido fundamentalmente por su faceta escultórica, Berruguete es el artista total que también pinta, dibuja y utiliza recursos arquitectónicos en sus trabajos.

El Museo Nacional de Escultura posee la mejor colección de berruguetes del mundo, obras procedentes del desamortizado Monasterio de San Benito el Real o del Monasterio de Nuestra Señora de la Mejorada de Olmedo, en Valladolid.

Dimensión especial

Oriundo de Paredes de Nava (Palencia), Alonso fue hijo del pintor Pedro Berruguete. El fallecimiento temprano de su padre provocó que emprendiera su carrera formativa vinculada a la profesión paterna, pero con aspiraciones que le llevaron a abandonar España. Es en ese contexto de relaciones internacionales, de viajes de estudio y de contacto, en el que se detecta su presencia en Italia, primero en Roma y después en Florencia, transformando por completo su carácter de artista local para dotarlo de una dimensión especial.

En 1508, el propio Miguel Ángel lo sitúa en Italia, cuando recomendaba a un joven español, identificado con Berruguete, para que se le facilitara el estudio del cartón de su célebre Batalla de Cascina, que se custodiaba en Florencia. Su posterior participación en el concurso para realizar una copia del célebre grupo de Laocoonte, que había sido descubierto en 1506, le sitúa en compañía de futuros renombrados escultores, como Jacopo Sansovino, en uno de los grandes acontecimientos de la época.

Las peculiaridades formales y estilísticas de Berruguete le confieren un carácter de especial expresión personal en la disciplina escultórica, pero también pictórica, arriesgando en favor de soluciones que rompían con la tradición hispánica, con unas novedades transmutadas de las fuentes italianas en las que el maestro había bebido durante largos años.

Restauración

El Museo Nacional de Escultura, perteneciente a la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, organiza esta exposición que cuenta con el patrocinio del Centro de Estudios Europa Hispánica, la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Escultura, el Ayuntamiento de Valladolid y las empresas Prosol Productos Solubles y Europac Group.

La colaboración institucional también se ha puesto de manifiesto en las labores de restauración que están llevando a cabo sus técnicos en el retablo de la Adoración de los Magos de la iglesia de Santiago de Valladolid, en colaboración con el Instituto de Restauración del Patrimonio de la Junta de Castilla y León.

Con Hijo del Laocoonte. Alonso Berruguete y la Antigüedad pagana llega también una programación especial que incluye ciclos de música, conferencias y cine. Además se ha editado un catálogo que pone de relieve la figura del más sobresaliente artista del Renacimiento en España, con aportaciones de especialistas en su obra y en su época: Miguel Morán, de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Morán (CSIC), Vincenzo Farinella, de la Universidad de Pisa, Tommaso Mozzati, de la Universidad de Perugia, y la directora y subdirector del Museo Nacional de Escultura, María Bolaños y Manuel Arias Martínez.

A modo de un campus museístico integrado por tres edificios: el Colegio de San Gregorio, el Palacio de Villena y la Casa del Sol, en el centro histórico de Valladolid, el Museo Nacional de Escultura conserva una extensa y valiosa colección de arte de los siglos XIII al XVIII. Especialmente relevante es su fondo de obra en madera policromada de grandes autores como Gregorio Fernández, Juan de Juni, Alonso Cano, Pedro de Mena o el mismo Alonso Berruguete, al que se suma una destacada colección de pintura en la que están representados Pedro Berruguete, Zurbarán o Rubens.

Atractivos de una exposición

  • Se presenta por primera vez en España del arte escultórico de Alonso Berruguete en su contexto, uno de los periodos más espléndidos de la civilización europea, que se caracterizó por una oleada de interés por la erudición y los valores de la Antigüedad clásica.
  • Berruguete importa de Italia la imagen del artista total, el arquitecto, el escultor, el pintor, el dibujante, que entiende el arte como un todo y funde todas estas disciplinas.
  • Se construye sobre obras que ayudan a interpretar la escultura de Berruguete, dispersa en museos nacionales y extranjeros. Su presentación en el Museo Nacional de Escultura, poseedor de la mejor colección de berruguetes, ofrece una ocasión que, probablemente, no volverá a producirse.
  • La escultura de Berruguete ha estado siempre asociada al arte de temática religiosa. Su vinculación a las fuentes paganas ayuda a entender el Renacimiento como un momento de diálogo y permeabilidad entre dos culturas, con Roma como principal escenario.
  • Una gran ocasión para confrontar formas que se repiten a lo largo de la historia. Berruguete era un verdadero devorador de modelos del arte clásico, que después reinterpretaba para formular su propio y genuino lenguaje.
  • La muestra pone de manifiesto la existencia de una serie de artistas singulares en la Historia del Arte, verdaderos unicum que trascienden su tiempo y su lugar de origen, marcados por un cosmopolitismo que les lleva a impregnarse y enriquecerse de todo cuanto les rodea.