Una segunda sección de la exposición está dedicada a la última edición del certamen, celebrada en 2017, que ganó el fotógrafo ruso Sergei Stroitelev con su serie La casa de la luz, dedicada al hospital infantil de San Petersburgo, en el que todo el personal se vuelca “en iluminar la vida de niños y niñas con enfermedades terminales y acompañar a sus familiares para sobrellevar el estrés”. Del trabajo de Stroitelev, el jurado destacó la intimidad conseguida con las familias, el delicado y personal uso de los recursos del lenguaje fotográfico y el respetuoso y poético tratamiento de un tema tan sensible.

Además del premiado, la muestra cuenta con los tres finalistas. El primero de ellos es el español César Pastor Castro, con la serie Hurler, la ecuación del gran Utrilla. El síndrome de Hurler es una dolencia rara que afecta a una de cada 175.000 personas. Las imágenes acompañan a Nacho, un niño de siete años diagnosticado con este síndrome, y a su familia en la convivencia diaria con la enfermedad.

El segundo finalista es el argentino Pablo E. Piovano con la serie El coste humano de los agrotóxicos, que denuncia las consecuencias en Argentina de veinte años de fumigación indiscriminada con productos como el glifosato. El alemán Toby Binder es el tercer finalista con Niños y niñas de Peace Village, que muestra el momento de la llegada a Alemania de menores que provienen de países en guerra o en crisis para ser tratados en centros sanitarios. Llegan de la mano de la organización ciudadana Peace Village, que desde 1967 se dedica a dar apoyo a las víctimas más inocentes de todo conflicto.

  • Todas las fotos pueden verse en Flickr.

20 años de historia

Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña.

 

El Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña se convoca anualmente en recuerdo de cuatro cooperantes asesinados en Ruanda en 1997 y Bosnia en 1995 cuando trabajaban en proyectos de acción humanitaria: Flors Sirera, Manuel Madrazo, Mercedes Navarro y Luis Valtueña. Este último era fotógrafo de profesión, motivo por el cual lleva su nombre.

Tras veinte ediciones, el galardón se ha consolidado como un referente de la fotografía humanitaria y de denuncia de las violaciones de los derechos humanos. Hasta el momento han participado en él 4.000 fotógrafos de más de 80 países que han presentado más de 18.600 fotografías.