La trayectoria del artista alemán está ligada desde sus inicios a la crítica social, política e institucional. Schmidt se vale de lo estético y lo visual para abordar, por ejemplo, las omisiones y violencias de los relatos coloniales, uno de los temas centrales de su obra, junto a la necesidad de restitución de objetos expoliados y la legislación internacional al respecto, la manipulación en los discursos museográficos o la condición artificiosa de la política televisada.

Su obra parte del género de la pintura histórica, en la línea de artistas como Théodore Géricault, Öyvind Fahlström, Richard Hamilton o Allan Sekula. En sus proyectos de investigación utiliza de modo prioritario la pintura para explorar los límites de lo visible. Aun así ésta nunca llega a ser un instrumento artístico autosuficiente, sino que se complementa con textos e intervenciones en la arquitectura, de manera que sus obras no se captan solo con la mirada, sino también a través de la lectura y la experiencia física.

Investigación constante

Su forma de trabajar se basa en una constante investigación tanto sobre los acontecimientos que se producen en el mundo como sobre la materialidad de la pintura, empleando una extensa variedad de medios (vidrio, plástico o lienzos) y técnicas con las que multiplica los distintos significados de sus trabajos.

Esta exposición, que supone la presentación más completa de su obra hasta la fecha, toma su título de las primeras traducciones alemanas del clásico de Dostoievski, Culpa y expiación (1866), luego traducida como Crimen y castigo. Schmidt comparte el tema de la novela, que trata del poder y sus abusos y de su vínculo con dilemas éticos y económicos, y aborda, como Dostoievski, la cuestión de la expiación individual en el entorno colectivo de la culpabilidad del Estado.

El Palacio de Velázquez es el marco donde se articula la muestra a partir de dos ejes de obras subjetivas y objetivas. Las obras que se derivan de la experiencia personal o de una subjetividad localizada se encuentran en las salas del ala izquierda del Palacio y los proyectos basados en la investigación objetiva se agrupan en las salas de la derecha. En medio, en el vestíbulo principal del edificio, varias obras de investigación e impugnación establecen una relación entre ambos extremos.

Actualización y reubicación

Se podría definir la trayectoria de Dierk Schmidt como un ejercicio constante de actualización y reubicación, siempre atento a los contextos en los que desarrolla su práctica. En este sentido, para Culpa y deudas ha concebido un proyecto específico relacionado con la función del Palacio de Velázquez –donde se celebra la muestra– inmediatamente después de su construcción en 1883, ya que en 1887 acogió parte de la exposición monográfica de Filipinas, Marianas y Carolinas y después se convirtió, hasta 1908, en la Biblioteca y Museo de Ultramar. Schmidt pone al descubierto otro momento de la historia colonial española, el del primer franquismo y su ideología imperialista, a través de las colecciones recogidas en el Sáhara por el arqueólogo Julio Martínez Santa-Olalla.