Ángel Cortés Gracia estaba tras el objetivo que siguió desde muy cerca, fundamentalmente en la retaguardia, a esa organización política de la que fue militante activo. Una selección de unas 300 obras se exponen hasta el próximo 1 de agosto en la Diputación bajo el título Skogler: el visor falangista de la Guerra Civil y la posguerra (1936-1948).

Su condición de “camisa vieja” le valió a Cortés un puesto de observación privilegiado de la vida política, militar y social de la ciudad de Zaragoza, que ya en julio de 1936 cayó en manos de los sublevados. Trabajó intensamente no sólo en sus establecimientos fotográficos (La fotografía austríaca-SETROC-Foto Skogler) sino que su activa militancia fascista le permitió formar parte del equipo de redacción gráfica del diario Amanecer desde agosto de 1936. Cubrió prácticamente todos los actos oficiales de FET en Zaragoza, fotografió los frentes de guerra, acompañó a la delegación zaragozana que participó en el traslado del féretro con los restos de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante al Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y, en suma, acreditó una participación activísima en favor del ideario falangista en la capital aragonesa al lado del delegado jefe territorial, Jesús Muro Sevilla.

Durante años se atribuyeron erróneamente sus negativos al fotógrafo de origen austríaco Carlos Skogler Frediksson, en cuyo estudio había ejercido como operario Cortés. Ese pudo ser el motivo de que denominara posteriormente a su propio estudio ‘Foto Skogler’.

Para la diputada de Cultura, Maribel de Pablo, los visitantes de esta exposición “deben dejar a un lado las connotaciones políticas” y “priorizar el valor del legado de un excelente profesional de la fotografía, por su dominio de la técnica y el lenguaje, y la utilización de la imagen como acción propagandística y periodística basada en el control de la información y la publicidad”.

Historia de un fondo

En 2016, el profesor Diego Navarro adquirió 113 negativos. Tras indagar sobre estos documentos tuvo conocimiento de que la Diputación Provincial de Huesca había adquirido años atrás un fondo que era custodiado por la Fototeca Provincial. Sospechó que originalmente debían formar parte del mismo conjunto, así que se puso en contacto con la institución y comenzó así una colaboración que ha llevado ahora a esta muestra y a la publicación que la acompaña.

La institución encargó a la Universidad Carlos III de Madrid un estudio integral sobre el fondo, que han llevado a cabo el propio Navarro junto con Jesús Robledano y Beatriz de las Heras. Visitar esta exposición de Ángel Cortés/Foto Skogler es, en palabras de Robledano, tener en primer lugar “un deleite visual dada la gran calidad plástica de sus obras”, su capacidad de trabajar con “masas humanas en los retratos” y, en segundo lugar, “tener en cuenta el valor testimonial de esas imágenes” porque “revelan momentos cruciales de la guerra en Aragón que apenas han sido tratados”.

Esta investigación ha permitido agrupar toda la obra conocida de Ángel Cortés que se conservará como Fondo ‘Ángel Cortés/ Foto Skogler’ en la Fototeca de la Diputación Provincial de Huesca.

Como es habitual, la institucion ofrece un amplio programa didáctico para la exposición Skogler: el visor falangista de la Guerra Civil y la posguerra (1936-1948).

Programa didáctico

Profesional excepcional

A través de las fotografías que constituyen el fondo, Ángel Cortés se presenta como un profesional excepcional, con un conocimiento profundo de la técnica y del lenguaje fotográfico. Sus imágenes muestran además infinidad de matices iconográficos y retóricos especialmente próximos a las formas de representación de los valores del ideario falangista, aspectos estéticos, éticos, políticos, sociales y religiosos que refuerzan la teoría de la utilización de la imagen como acción propagandística y periodística, basada fundamentalmente en el control de la información y la publicidad.

El análisis pormenorizado de los miles de negativos originales conservados hasta nuestros días, y que son el resultado de medio siglo dedicado a la fotografía, permite escribir un nuevo y destacado capítulo no solo en la historia gráfica de la contienda española sino también en la historia de la fotografía aragonesa.