La reunión de estos autores en una muestra conjunta se ha realizado en base a su afinidad, en cuanto a pertenecientes a un mismo colectivo generacional, pero también a su disparidad, ya que cada uno de ellos muestra características temáticas y de enfoque muy personales y diferentes.

Gabriel Cualladó. Rue de la Paix. París, 1962. Cortesía de la Galería Blanca Berlín.

Gabriel Cualladó. Rue de la Paix. París, 1962. Cortesía de la Galería Blanca Berlín.

La selección de casi cincuenta fotografías sitúa al espectador ante la dimensión histórica y cotidiana de España en el siglo XX, ante el «instante capturado» por un linaje de fotógrafos innovadores por su capacidad de reflexión visual, su talento y su sugestiva manera de mostrar una época extinta, pero grabada para siempre en la memoria colectiva por el poder evocador de la imagen.

Los tres formaron parte del grupo AFAL y de otros importantes colectivos del momento. De todos ellos se muestran copias vintage o de época, aunque también se incluyen algunos positivados posteriores realizados por ellos mismos o por sus herederos.

Oriol Maspons. Dalí en la playa de Portlligat, Cadaqués, 1966. Cortesía de la Galería Blanca Berlín.

Oriol Maspons. Dalí en la playa de Portlligat, Cadaqués, 1966. Cortesía de la Galería Blanca Berlín.

Para el que no esté familiarizado con el significado del término, vintage es aquella copia realizada o aprobada por el propio fotógrafo pocos años después de la realización del negativo. Algunos expertos fijan este período en cinco años, otros lo amplían hasta los ocho. Sin embargo, cuando se trata de copias muy antiguas cuya fecha de impresión quedó indeterminada tras el fallecimiento de su autor también se les puede aplicar el término.

Cada una de estas copias, vintage o de época, es una pequeña rareza, a veces enriquecida por la firma del autor, las anotaciones y sellos en el reverso, las dedicatorias… Pudiera parecer que el deterioro físico resta calidad a la copia, pero si a esa condición se le suman factores como la unicidad, la escasez o la rúbrica, su valor no decrece a ojos del coleccionista. En algunos casos se trata de simples impresiones de trabajo cuya finalidad inicial no fue la de ser expuestas, pero que ahora se han convertido en objetos de deseo para los coleccionistas.

– ¿Quiere consultar el catálogo?