Cuando se conocieron, Picasso empezaba a ser uno de los pintores más cotizados de París, mientras que Chanel, tras comenzar su carrera como sombrerera, había triunfado como modista y abierto tiendas en París (1910), Deauville (1912) y Biarritz (1915). Su intuición y su afán por aprender le llevaron a rodearse de músicos, literatos y pintores, siempre atraída por sus creaciones, y en ocasiones se convirtió también en mecenas, ayudando a Ígor Stravinsky, al poeta Pierre Reverdy o a Cocteau.

Pero la verdadera fama le llegó tras el estallido de la Gran Guerra, como consecuencia de la incorporación de la mujer al mercado laboral, lo que llevó a buscar una mayor practicidad en su indumentaria. Chanel se decanta por un tipo de ropa suelta, sin ceñir, acorta los vestidos para facilitar la libertad de movimientos, incorpora grandes bolsillos funcionales y elimina todo ornamento excesivo; y realiza todos esos cambios sin perder elegancia. Su trabajo está marcado por la reinvención constante de tipologías y formas, moviéndose fuera de los límites estipulados y abriendo el camino hacia una menor dependencia de las técnicas de confección clásicas.

Influencias

En las vanguardias artísticas, la ruptura que produce la representación de la realidad a partir de valores no visuales es equiparable al cambio que Chanel introduce en la forma de vestir; un nuevo estilo que va más allá de una transformación formal, un verdadero cambio de registro en sus códigos de representación.

Para la comisaria de esta exposición, Paula Luengo, conservadora del Área de Exposiciones del Museo, la comparación directa entre los diseños de Chanel y la obra de Picasso evidencia su parentesco formal y los lazos que unen sus respectivas creaciones, fruto de aspiraciones e influencias compartidas, así como de una mutua admiración, contribuyendo ambos a la construcción del paradigma moderno.

Chanel creó el ‘uniforme’ de la mujer moderna del siglo XX, e impuso el atractivo de lo repetitivo, igual que Picasso logró formular un nuevo canon de belleza plástica. Chanel entendió que el pintor había dado con las claves de un nuevo clasicismo, un lenguaje que, aun siendo sinónimo de modernidad, no iba a pasar de moda.

Esta muestra ha sido ha sido organizada con el apoyo de la Comisión Nacional para la Conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Picasso y del Musée national Picasso-Paris.

De 1910 a 1930

 

La muestra se organiza en cuatro grandes secciones que se suceden en orden cronológico y abarcan, aproximadamente, de 1910 a 1930:

1. El estilo Chanel y el cubismo presenta la influencia de este movimiento en las creaciones de Chanel ya desde sus primeros diseños: el lenguaje formal geometrizado, la reducción cromática o la poética cubista del collage se traducen en trajes de líneas rectas y angulosas, en su predilección por los colores blanco, negro y beis, y en la utilización de tejidos humildes y con texturas austeras.

2. Olga Picasso está dedicado a los numerosos retratos que Picasso realizó de su primera mujer, la bailarina rusa Olga Khokhlova, devota clienta de Chanel; junto a ellos, algunos vestidos de este periodo inicial de la diseñadora, de los que se conservan escasos ejemplos.

3. Antígona, adaptación de la obra de Sófocles realizada por Cocteau, se estrenó en París en 1922 con decorados y máscaras de Picasso y vestuario de Chanel, que vuelven a reunirse para mostrar su común inspiración en la Grecia clásica.

4. Le Train Bleu es el título del ballet producido por Diághilev en 1924 con libreto de Cocteau, inspirado en el deporte y la moda de baño; Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera), un pequeño gouache que el ruso descubrió en el taller de Picasso, se convirtió en imagen para el telón de la obra, y el pintor aceptó también el encargo de ilustrar el programa de mano, mientras que Chanel, entusiasta deportista, creó trajes para los bailarines inspirados en modelos deportivos diseñados para ella misma y para sus clientes.