La Colección Masaveu, gestionada por la Fundación María Cristina Masaveu desde 2013, posee un importante número de obras de Sorolla. Todas fueron adquiridas por Pedro Masaveu Peterson (1938 – 1993), uno de sus principales impulsores. De hecho es la colección privada con mayor número de piezas del valenciano, y la tercera en volumen e importancia, tan solo superada por la de otras dos instituciones: el Museo Sorolla, en Madrid, y la Hispanic Society of America, en Nueva York.

En concreto, esta exposición, comisariada por María Soto Cano, conservadora de la Fundación, presenta 46 obras de Sorolla realizadas entre 1882, cuando aún era un joven de 19 años en plena formación, y 1917, tres años antes del final de su carrera. Una exquisita selección conformada por obras de temáticas y procedencias diversas que permiten comprender su evolución pictórica, y entender las claves y aportaciones de su arte a través de los distintos géneros que frecuentó. En esta muestra, jalonada de obras maestras, se aprecia además su especial interés por los asuntos relacionados con el el mar, tan frecuente en su producción.

«Sorolla fue un maestro indiscutible, arraigado en la tradición pictórica española, que supo aunar en su obra su gran calidad técnica con una temática vitalista y cotidiana, de fácil acogida para el público, lo que, unido a la riqueza del colorido, su magistral captación de la luz y la inmediatez y modernidad con la que representó sus escenas, hacen que su producción siga siendo a día de hoy tan admirada», destaca la comisaria.

Dividida en cuatro secciones, que proponen un recorrido cronológico pero no estrictamente lineal, Colección Masaveu. Sorolla cuenta con obras maestras como El mamón (1894), Cosiendo la vela (1904), La familia de don Rafael Errázuriz Urmeneta (1905) y Mi mujer y mis hijas en el jardín (1910).

Del periodo formativo de Sorolla (1876-1889), que constituye la primera sección de esta muestra, se pueden ver cinco obras que reflejan sus raíces y evolución, mientras que en sus años de primera madurez (1890-1899), de los que se exhiben nueve ejemplos, se aprecia cómo va definiendo cada vez más su propio lenguaje, vinculado a un naturalismo luminista.

Su etapa de plenitud (1900 – 1910) es la mejor representada, con un total de 28 obras, y de sus últimos años (1911 – 1919), que dedicó en gran medida al proyecto decorativo Visión de España para la Hispanic Society, la colección conserva cuatro pinturas, dos de ellas vinculadas precisamente a este gran encargo.

Nueva Sala Sorolla

Coincidiendo con el Año Sorolla, el MuBAV ha presentado la nueva instalación museográfica de la sala de su colección permanente dedicada al maestro del luminismo valenciano.

Ubicada en la tercera planta del edificio claustral del Museo, está conformada de manera exclusiva por 46 obras del artista, el mayor número de obras que hasta el momento se ha expuesto en la colección permanente, a la que se incorporan por primera vez aquellas que formaban parte de la Colección Lladró, adquirida por la Generalitat el año pasado.

De la colección de Sorolla que conserva el Museo, formada por 54 obras, lo que la convierte en la segunda colección pública más importante del pintor, tan solo permanecen almacenadas las que no pueden ser expuestas de forma permanente, así como aquellas que están en proceso de restauración o han sido cedidas en préstamo temporal.

Esta redefinición de la Sala Sorolla ha venido motivada por la incorporación a la Colección de la obra Yo soy el pan de la vida, la pintura de temática religiosa de mayores dimensiones (417 x 528,2 cm) que se conserva del maestro valenciano y que, por su excepcional tamaño, necesariamente debía instalarse en su actual emplazamiento.

El director del Museo, Pablo González Tornel, ha subrayado que la sala «permite ver todos los géneros que trabajó el genio de la luz, desde el paisaje al desnudo, el retrato o la pintura religiosa» y «recorrer su trayectoria desde su primer bodegón, pintado cuando era adolescente, hasta los retratos de madurez, como el de Isabel Bru».