Iconografía fotográfica de la Salpêtrière. M. Charcot por Bouneville et P. Regnard, 1877-1880

Iconografía fotográfica de la Salpêtrière. M. Charcot por Bouneville et P. Regnard, 1877-1880.

Cerca de un centenar de obras –fotografías, vídeos, pinturas, esculturas y publicaciones– firmadas por artistas como, entre otros, Man Ray, Hans Bellmer, Edward Weston, Juan Ismael, Max Ernst, Josep Masana, Nobuyoshi Arak, Joan Fontcuberta, Irving Penn, Jaroslav Fabinger, Georges Hugnet, Bill Bandt, Sasha Stone, Anton Bruehl, Tony Catany, Alphonse Bertillon, Josep Renau, Josep Masana, Albert Skira, Ulay o Daido Moriyama conforman esta ambiciosa propuesta expositiva.

Historia perversa

En este intento de revisar desde una mirada contemporánea esta historia perversa, y la naturaleza de las imágenes que ilustran este concepto, se puede observar la ausencia deliberada de mujeres artistas, con el fin de remarcar que el tema tratado responde a una mirada masculina que crea un juego de repulsión y deseo determinante en la concepción de la idea que los surrealistas buscaban para escenificar la nueva belleza que estaban inventado, y que en la exposición se muestra por medio de conexiones y encuentros desplegados en una cartografía para establecer una red de relaciones entre imágenes, obras y documentos.

Une semaine de bonté ou les sept éléments capitaux [Una semana de bondad o los siete elementos capitales], Max Ernst, 1934.

Une semaine de bonté ou les sept éléments capitaux [Una semana de bondad o los siete elementos capitales], Max Ernst, 1934.

La idea de la histeria interesó al grupo surrealista desde sus orígenes porque simbolizaba, junto a la criminal y a la prostituta, una mujer contraria a la norma y a la moral burguesa. Y le permitía demostrar aspectos psicológicos y morales representados a través de rasgos fisionómicos y estéticos, un recurso usado por la ciencia y la antropología desde el siglo XIX que sirvió al arte para representar el cuerpo femenino y convertirlo en un producto de consumo.

En La revolución surrealista, donde André Breton y Louis Aragón celebraron en 1928 el cincuentenario de la histeria, propusieron, además, una nueva definición para alejarla de la enfermedad y remarcar su ‘expresión poética’. Esta definición aparecía de nuevo en el Diccionario surrealista, editado como catálogo de la exposición que se realizó en 1938 en la Galería de Bellas Artes de París, donde se prometía al público un ataque de histeria que estaría escenificado por la bailarina Hélene Vanel, y que se puede ver en una serie de fotografías que documentan el evento.

Al éxtasis

También se puede observar cómo Max Ernst, fascinado por el erotismo de la iconografía de la histeria, recortaría los libros de Charcot para usarlos en sus collages e ilustrar Una semana de bondad, descontextualizando los cuerpos convulsos que mostraban el ataque de histeria para representar a mujeres en éxtasis que levitaban en una serie de historias de amor y violencia.

Tableau synoptic des traits physionomiques: pour servir à l'étude du “portrait parlé” (1909), de Alphonse Bertillon. Fotografía de Heritage Image/Hulton Archive a través de Getty Images.

Tableau synoptic des traits physionomiques: pour servir à l’étude du “portrait parlé” (1909), de Alphonse Bertillon. Fotografía de Heritage Image/Hulton Archive a través de Getty Images.

En El fenómeno del éxtasis, Salvador Dalí representó el concepto de ‘belleza caníbal’, al que alude en el texto que acompaña al collage, utilizando una foto de Brassaï y a su alrededor recortes de imágenes pornográficas, enfermas y partes de cuerpo de fichas policiales para crear una composición que recuerda los atlas criminales realizados por Cesare Lombroso, y que aparecían en libros como La mujer delincuente. La prostituta y la mujer normal.

Este imaginario inspiró también los tratados más modernos de danza de la época, como Los sentimientos, la música y el gesto, escrito por Albert de Rochas en 1900. Las fotografías del libro muestran los gestos y movimientos que las bailarinas debían aprender, y reflejan una clara similitud con las posturas de las enfermas fotografiadas en los volúmenes de la iconografía de la histeria. Incluso la clasificación de las fotografías y la manera de justificar las diferentes expresiones sigue el modelo que Charcot inventó.

En la exposición se puede ver cómo estas imágenes han seguido influenciando hasta la actualidad a diferentes artistas en su visión, representación e invención del cuerpo femenino, mostrándolo en una serie de movimientos y posturas que convierten a la mujer en un objeto, como en la serie Cowboys and Girlfriends, realizada en 1992 por Richard Price, o Cargol, homenaje a Topor, de Joan Foncuberta en 1975, donde una joven aparece en la misma postura que el doctor Charcot calificó como actitud pasional.

– Histeria. La trasgresión del deseo puede visitarse de manera gratuita hasta el 29 de octubre. La exposición se completará con una publicación que incluirá textos de Pilar Soler Montes, Didi-Huberman, Tania Pardo y Servando Rocha. ¿Quiere saber más?