Para Claudia Giannetti, especialista en media art y comisaria, el objetivo fundamental de la muestra es mostrar los hitos de las inteligencias humana y artificial a partir de la invención de instrumentos o aparatos en el pasado, destacando su enorme desarrollo en el presente y las perspectivas que sugiere en el futuro que se avecina. Con este propósito se incluye una amplia selección de piezas y obras significativas que establecen analogías con el filme 2001: una odisea del espacio y, a su vez, descubren la relación entre los humanos y la inteligencia artificial (IA).

En 1968, Stanley Kubrick incluyó en el reparto de protagonistas de su memorable película al superordenador HAL 9000, que mediante inteligencia artificial controlaba todos los sistemas de una nave espacial e incluso a sus tripulantes. Su visión fue calificada como propia de las fábulas de ciencia ficción. En unas de las miles de páginas mecanografiadas previas al inicio del rodaje, el director describió un ordenador con el nivel intelectual de un genio humano que podía detectar emoción y sufrimiento.

Al cumplirse 70 años de El Centinela, cuento de ciencia ficción de Arthur C. Clarke en el que se basó 2001: Una odisea del espacio y los 50 años del estreno de la película de Kubrick, no sólo se han hecho realidad muchas de sus predicciones gracias a los actuales programas de IAl, sino que estos sistemas ya forman parte de la rutina humana en prácticamente todos los ámbitos de la vida: desde las comunicaciones, los transportes, el urbanismo y la economía, hasta la educación, la medicina, el arte, el ocio y también la industria armamentística o el sector de la seguridad.

La exposición se estructura en tres ejes temáticos: El despertar de la inteligencia, En el universo de la IA y El futuro de las inteligencias más allá del infinito, que a su vez coinciden con los tres capítulos en que se divide la película: El amanecer del hombre, Misión a Júpiter (en la que actúa HAL 9000), y Júpiter y más allá del infinito.

La muestra establece analogías entre escenas de 2001 acompañadas de diversos documentos y hasta siete manuscritos originales de Kubrick,–entre ellos el guion original del filme–, y una selección de piezas y obras significativas como El Ajedrecista (1912) de inventor y matemático español Torres Quevedo, los dibujos de neuronas de Santiago Ramón y Cajal (1900-1914) y audiovisuales de Canada y de Daito Manabe que permiten descubrir la relación entre el ser humano y las máquinas “pensantes”.

10 preguntas

La estructura narrativa se articula en torno a estas 10 preguntas, que plantean aspectos relevantes acerca de la inteligencia humana y de las potencialidades de las tecnologías: ¿Qué es el mono para el ser humano?; ¿Qué es la inteligencia artificial?; ¿Puede pensar una máquina?; ¿Puede ser creativa la IA?; ¿Puede un sistema de IA dominar el lenguaje humano?; ¿Puede un sistema de IA actuar de forma autónoma?; ¿Puede un sistema de IA controlarnos?; ¿Puede la IA cambiar nuestras vidas?; ¿Puede la IA tener emociones? y ¿Qué será la inteligencia humana para una IA?