El Siglo de Oro representa un importante capítulo en la historia cultural europea y el interés internacional por el arte español del siglo XVII ha aumentado notoriamente durante las últimas décadas, convirtiéndose en objeto de numerosas exposiciones tanto en Europa como en Estados Unidos.

Gracias al préstamo de destacadas instituciones, entre las que se encuentran el Museo del Prado, el Metropolitan Museum of Art, el Louvre y el Museo Nacional de Escultura, se puede ver por primera vez fuera de España una fascinante variedad de obras españolas del XVII.

Transición

La primera parte de la exposición introduce los centros más importantes del arte español de aquel tiempo. Debido a su distancia geográfica con Madrid, Valencia desarrolla un estilo visual independiente. Este estilo se aprecia, por ejemplo, en las pinturas de Francisco Ribalta (1565–1628) y José de Ribera (1591–1652). Por su parte, Toledo asume una posición privilegiada debido a El Greco (1541–1614), representado con obras como San Martín y el mendigo, préstamo de la National Gallery of Art de Washington.

La cosmopolita Sevilla, centro artístico de Andalucía, donde la Iglesia era el cliente más importante, está representada en las obras de Francisco Pacheco (1564-1644) y Juan de Roelas (1570-1625), que ejercerán una gran influencia en generaciones sucesivas.

La segunda parte de la exposición incluye obras de Velázquez, Zurbarán y Ribera. Si la época precedente había estado marcada por la diversidad regional, ahora los intereses de la Iglesia concentran la producción artística en Madrid y Sevilla; esta última, la ciudad más importante de Andalucía, se convierte en un importante foco de atracción para los artistas. Esta sección dedica especial atención a la obra de Francisco de Zurbarán (1598–1664) y Alonso Cano (1601–1667), ambos muy activos en Madrid y Sevilla.

Barroco pleno

La tercera parte de la exposición se centra en el rol cada vez más destacado que ejerce Madrid como resultado de los cambios demográficos y económicos sufridos en España. Hacia finales del siglo XVII, la ciudad se convertirá en una de las más grandes de Europa, mientras que, en cambio, otras urbes experimentarán una disminución de su población, lo que reducirá el apoyo para llevar a cabo proyectos artísticos.

Artistas como Velázquez o Bartolomé Esteban Murillo (1618-1682) se vieron profundamente afectados por tales circunstancias y desarrollaron un nuevo género pictórico que se puede apreciar en la exposición a través de la representación maestra que hace Velázquez de Marte, dios de la guerra o los Niños comiendo pastel de Murillo.

Una faceta central de esta muestra es comparar la pintura del Siglo de Oro con la escultura del mismo periodo. Por esa razón se incluyen destacadas obras escultóricas como la Mater Dolorosa de Pedro Roldán (1624–1699), procedente de la Skulpturensammlung und Museum für Byzantinische Kunst, o el monumental grupo en madera policromada de Gregorio Fernández, que representa la Pasión de Cristo, y que todavía se usa en la procesión del Viernes Santo en Valladolid.

La exposición se completa con una selección de obras gráficas de maestros como Ribera, Cano y Murillo del Kupferstichkabinett.

También se muestran instalaciones de los artistas españoles contemporáneos Pablo Alonso, Alex Arteaga y Anna Talens en el vestíbulo del Kulturforum y en diálogo con las obras presentadas en la muestra.

Simultáneamente a la exposición se ha programado en Berlín un serie de eventos culturales bajo el lema «Verano de Oro en Berlín». Una amplia red de colaboradores (museos en el Kulturforum, instituciones, escuelas de idiomas, librerías, academias de flamenco, restaurantes y bares de tapas) participarán en un extenso programa de exposiciones, conciertos, conferencias, proyecciones de películas y muchas otras promociones y eventos especiales.