La del manejo de rosas.

Sagi no es ajeno a la emoción y sabe que estos días tienen algo nuevo, distinto: “Para mí cada reposición ha sido como la primera vez. Es tremendamente emocionante ver cómo los personajes van adquiriendo vida. Y ahora —a pesar de los malos tiempos que nos toca vivir— verlos renacer me hace pensar, me lleva a sentir que en esta ocasión no se trata de una reposición más, sino de la más emotiva y emocionante de las reposiciones al cumplirse 30 años de aquella primera vez”.

Triple celebración

En el podio del foso está Guillermo García Calvo, director musical del Teatro, al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid -titular de la casa-, los cantantes del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela y de un gran reparto encabezado por la soprano Ruth Iniesta en el papel de Asunción, el barítono Carlos Álvarez, en el papel de Joaquín, que también celebra su debut como solista hace tres décadas en el estreno de esta misma producción y en el mismo rol, el tenor Vicenç Esteve como Ricardo, o los jóvenes intérpretes Sylvia Parejo y David Pérez Bayona como Clarita y Capó respectivamente.

La del Manojo de Rosas, que ya cuenta con más de 85 años (se estrenó en el Teatro Fuencarral de Madrid el 13 de noviembre de 1934), es el título que mejor refleja el Madrid moderno de aquellos años. Después de todo, esa fue la intención de Sorozábal, «hacer una música, sencilla, espontánea, garbosa, que tuviera salero y sentimiento, con sabor popular». Es el momento en el que las mujeres comienzan a experimentar la libertad de aprender y de decidir, así lo muestran en escena Ascensión y Clarita, dos chicas sacadas de uno de esos ateneos femeninos del momento, ya sea el Lyceum Club o La Cívica, porque hablan de sus sueños y deseos sin sentimentalismos, y dicen con claridad lo que saben y lo que piensan.

30 años después

No es fácil adivinar la suerte que le espera a un montaje teatral. Se puede intuir si funcionará o si gozará de la aprobación del público. Pero no saber a ciencia cierta si con el paso de los años (de muchos años) seguirá levantando telones y pasiones. Esto último es precisamente lo que le ocurre a la producción que el director de escena Emilio Sagi presentó en septiembre de 1990. La composición de Pablo Sorozábal con libreto de Francisco Ramos de Castro y Anselmo Cuadrado Carreño es en sí misma irresistible, y la propuesta escénica de Sagi llegó para marcar la diferencia: un antes y un después en los planteamientos teatrales del género. Un regalo para el público que sigue conservando la frescura y la alegría.

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