En estos óleos se pueden ver formas primitivistas y expresionistas, relacionadas con aspectos antropológicos, culturales o sociales de la Galicia que vivió Pesqueira. Prácticamente todas rezuman un particular realismo social relacionado con la estética del granito que caracteriza al movimiento renovador gallego. Una pintura que trata de emular la tradición pétrea desde una óptica vanguardista.

Obras pobladas de símbolos propios de la tradición rural: el campesino, la mujer, el pescador o los animales de tiro. Recursos para ejemplificar una tierra marginada y trabajadora, un universo personal derivado de sus vivencias en su aldea de Lantaño, su particular ‘centro de operaciones pictóricas’, que solo abandonaría, de forma esporádica, para la realización de exposiciones. Todo ello enmarcado en un paisaje atmosférico y húmedo, rico en matices y variaciones tonales de azules, grises, verdes y marrones.