Reconocido como el mejor paisajista del periodo romántico por su dominio de la luz, el color y la atmósfera, Turner pinta las inmensas fuerzas de la naturaleza que ya en aquella época de grandes cambios, a inicios de la primera revolución industrial, comenzaban a estar amenazadas. Sus estudios atmosféricos reflejan los efectos del vapor, el humo y la contaminación que crean nuevas formas de niebla y particulares efectos lumínicos. Muestra la pequeñez del ser humano en comparación con la magnificiencia de la naturaleza y capta efectos atmosféricos extraordinarios. 

Comisariada por Dr. David Blayney, antiguo conservador jefe de Arte Histórico Británico de la Tate, la muestra, a través de un centenar de obras, pinturas, dibujos, esbozos y grabados, sigue el desarrollo de sus composiciones desde los primeros esbozos hasta las acuarelas, óleos o grabados finales, revelando cómo la técnica de la acuarela fue fundamental en el enfoque científico, pero intuitivo del artista, que le permitió captar la intensidad de las fuerzas de la naturaleza con una precisión expresiva única.

La principal inspiración de Turner surgió de sus viajes por Gran Bretaña y la Europa continental y sus paisajes incorporan fuentes diversas, desde la mitología clásica hasta la propia historia del arte o las invenciones tecnológicas modernas, situándose entre la tradición y la innovación. Organizada por el MNAC con la colaboración de la Tate, Turner. La luz es color confronta al espectador con una experiencia sensorial de la naturaleza que nos afecta hoy tanto como lo hizo a sus contemporáneos.

En paralelo, el Museu presenta El latido de la naturaleza, una selección de obras de su colección realizadas por artistas del siglo XIX como, entre otros, Baldomer Galofre, Marià Fortuny, Ramon Martí i Alsina, Lluís Rigalt, Antoni Fabrés o Jaume Morera, que comparten la sensibilidad por el mismo tema.

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“La luz es, por tanto, color”

Durante una conferencia leída en 1818, Turner pronunció la famosa frase “la luz es, por tanto, color”, que ha inspirado el título de esta muestra –la primera que el Museu dedica a la obra del artista británico– y que insinúa su devoción por capturar esta fuerza omnipresente. Un viaje a través de los lienzos más atmosféricos del artista que reúne más de cien pinturas, acuarelas, dibujos y cuadernos de bocetos de la colección de la Tate.

Turner elevó a la categoría de “arte mayor” el estatus del paisajismo, que hasta entonces había sido considerado un género menor, desafiando las convenciones e incorporando técnicas innovadoras en sus representaciones alegóricas de paisajes espectaculares y condiciones meteorológicas. Las tormentas, las nubes, los arcoíris, las nieblas, los incendios y la luna fueron algunos de sus motivos recurrentes, pero el sol fue, sin duda, su tema más querido.