Página interior 'El infierno del dibujante'

Página interior El infierno del dibujante.

La palabras de Pablo Picasso y de Wilson Mizner preparan al lector ante lo que se va a encontrar en las páginas de El infierno del dibujante: «Los buenos artistas copian, los grandes roban», dice el artista; «Si robas de un autor es plagio, si robas de muchos es documentación», replica el dramaturgo. Ambas le sirven a Kiko da Silva para introducir la historia de Manuel Pardo, un dibujante de 72 años al que siempre se le han adelantado a la hora de publicar cómics que más tarde se convertirán en éxitos grandiosos.

Y ambas se pueden aplicar directamente a Da Silva, ya que con estas páginas demuestra ser uno de los grandes, gracias a la documentación y el recuerdo de los autores clásicos del tebeo. El libro se convierte así en un sofisticado homenaje a sus maestros, empezando por el título y la portada, un magnífico guiño a Paco Roca, y continuando por las páginas interiores, en las que se recrean obras de Quino, Castelao, Miguelanxo Prado, Francisco Ibáñez, Bill Watlerson II, Morris, René Goscinny y Uderzo.

Estilo único

El autor hace un ejercicio de estilo y de narración, marcado por la diversidad y la parodia del trabajo de estos dibujantes, unas historietas que han marcado a varias generaciones, acompañándonos durante toda la infancia y buena parte de la edad adulta. Silva se vale de la vida de Pardo para mezclar su personal dibujo intimista de diversos lugares con la reinterpretación de los grandes clásicos del cómic, aportándoles su peculiar sentido del humor.

Las parodias que aparecen en El infierno del dibujante hacen una ligera crítica a la realidad y a la actualidad socio-cultural y económica en que vivimos, aunque en ellas Da Silva también reflexiona sobre el mundo de la creación y sobre la inspiración que debe tener el artista, el agotamiento de ideas, el reconocimiento de las capacidades, la desesperación de los malos momentos y la oportunidad de continuar y demostrar el talento.

Un talento que el autor ha demostrado en muchas ocasiones y que crece con cada nuevo trabajo. En El infierno del dibujante se revela la gran habilidad de Kiko da Silva no sólo con la ilustración sino también con la narración, que gira en torno a un argumento que le ha dado la posibilidad de exhibir su madurez, experiencia y desenvoltura con diferentes estilos que domina a la perfección. Ya sea «copiando», como diría Picasso, o «documentándose», como lo explicaría Mizner, el resultado es «brillante», como asegura Miguelanxo Prado.


Portada 'El infierno del dibujante'El infierno del dibujante
Kiko da Silva
Dibbuks
Leer primeras páginas
64 p
16 euros