¿Dónde está mi capa? –Me preguntaba mientras el banco cerraba mi cuenta. ¿Y mis botas, y mi sombrero? –cuando entregué las llaves de mi apartamento.

¿Dónde está mi espada? –Me asombraba mientras pequeños grandes hombres dominaban el mundo, con sus especies. ¿No había nacido para ser un héroe?

Me preocupé de todo ello al observar un cielo azul, claro, de aquellos veranos de la infancia, donde no conseguía detectar mis sueños, ni tampoco en sus estrellas. Quería recuperar el hambre por colorear la tierra, haciendo malabarismos en la cuerda floja de las angustias y ansiedades de una sociedad rota entre sus deudas y cada uno de sus individuos.

Buscaba en la luna la sonrisa de las plazas llenas, de las campanas, los niños y el olor del puerto y las aceras; donde la nostalgia de antaño comía caracoles en salsa de menta con mi abuelo. Buscaba en la autopista los restos de los laberintos de las callejuelas que mostraban en cada esquina a un vecino que recordaba las intimidades de los aldeanos. Buscaba en internet, en la radio y en la televisión los rumores que mi abuelo me contaba de su pueblo andaluz, del mercado abarrotado, del grito en el café, del destierro del futbolín.

Buscaba hasta en el cementerio los restos de un acuerdo que tenía con mis ancestros, por el que nos cuidaríamos y yo sería un héroe de capa y platero.

Escarbé en una tumba vacía, encontrando en su silencio las angustias de una generación que gritaba por ser reconocida, que quería viajar sin maletas definitivas, y alimentar a sus vecinos aportando sus talentos de moldear ilusiones, sin tener que explotarlos en Alemania o Inglaterra.

Quería, a fin de cuentas, fabricar un cuento nuevo, recuperar el infinito y el abrazo de las ilusiones de mi pasado. Quería desistir de los trofeos prometidos, y sentirme libre, sin venganzas que saldar en mis resacas, recordando la dulzura de hornear y vivir en el pan y la chapata de cada día, de recuperar la belleza de pintar en nuestra juventud un infinito presente.

Más sobre el Premio de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz

El gran número de autores innovadores y la gran calidad del cuento español en el panorama literario contemporáneo es un fenómeno reconocido tanto por la crítica especializada como por los aficionados a la literatura en general y a la narrativa breve en particular. Con el objetivo de promover y difundir este género, hoyesarte.com, primer diario de arte y cultura en español, y KOS, Comunicación, Ciencia y Sociedad, con la colaboración de Arráez Editores SL, convocaron la primera edición del Premio Internacional de Cuentos Breves ‘Maestro Francisco González Ruiz’, dotado con 3.000 euros y cuyo plazo de presentación de relatos concluyó el pasado 31 de mayo.

El certamen se desarrolla en una fase previa y otra final. Durante la previa, el Comité de Lectura selecciona los relatos finalistas de entre los recibidos antes del 31 de mayo, que se irán publicando en hoyesarte.com. Este es el caso de Construir un cuento nuevo, nonagésimo tercer cuento preseleccionado.

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