La primera obra de Picasso, Tete de femme, no había sido expuesta desde 1967 y representa a su última esposa y musa favorita, Jacqueline, con la melena suelta y diadema en una composición de tonos azules. La obra, pintada en 1963, duplicó el precio máximo estimado en el catálogo, al subastarse por 9,2 millones de euros.

Por su parte, Home assis sur une chaise, otro cuadro del autor malagueño en la que se ve a un hombre con una camiseta de rayas marineras sentado en una silla con las piernas cruzadas, fue vendida por 6,9 millones de euros.

Precios de escándalo

Otra de las obras que acaparó la atención en la puja londinense de arte impresionista y moderno fue Espagnole, de la rusa Natalia Gontcharova (1881-1962), que se adjudicó por 7,3 millones de euros, estableciendo un nuevo récord mundial para la artista y el precio más alto jamás pagado en subasta por una obra realizada por una mujer. El cuadro detalla el traje de una típica bailaora española desde un vibrante estilo cubista-futurista y fue pintado en torno a 1916.

Otras obras que causaron sensación en la subasta, compuesta en total por 48 lotes, fueron La gitane, del holandés Kees Van Dongen (1877-1968), vendida por más de 8 millones de euros; Mademoiselle Grimpel au ruban rouge (1880), pintada por Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), subastada por 3,5 millones de euros; Nu aux jambes croisées (1936), de Henri Matisse (1869-1954), rematada en 4,3 millones de euros; y Badende, de Otto Mueller (1874-1930), que alcanzó los 2,3 millones de euros.