Escrito por Lope entre 1631 y 1634 sobre papel verjurado, tiene 532 páginas y mide 20,08 x 15,50 cm. Insertadas entre ellas, hay algunas banderillas (fragmentos de papel sobrepuestos) con enmiendas del texto, como era costumbre. Lo protege una encuadernación de época, en pergamino, con restos de broches realizados a base de tiras de pergamino entrelazadas, imitando cordel, y sobre la cubierta se lee la siguiente anotación en tinta: “Aquí están las églogas”.

Buen estado

Curiosamente, una parte está encuadernada al revés (las 96 últimas páginas) y parece haber sido añadida forzando la encuadernación, para aprovecharla, quizás por alguno de sus sucesivos propietarios. A pesar del buen estado general de conservación, teniendo en cuenta los casi 400 años transcurridos, presenta localmente algunas galerías producidas en el pasado por insectos bibliófagos, y esporádicas perforaciones causadas por la tinta ferrogálica muy corrosiva (que se utilizaba en el siglo XVII), bien donde se depositaba mucha cantidad de tinta, o donde Lope, con trazos rápidos y muy enérgicos, tachaba unas líneas para corregirlas.

A la muerte de Lope, el códice perteneció al duque de Sessa, patrono y primer coleccionista de la gran producción del "Fénix de los ingenios", y en las guardas hay varias anotaciones del mismo. Tras la dispersión en el XIX de la colección de los condes de Altamira y duques de Sessa, pasó por varios propietarios como Valentín Carderera, y la familia de pintores Madrazo. Así, el códice ha permanecido prácticamente oculto al gran público durante siglos y sólo lo vio, a partir de los años 40 del pasado siglo, el catedrático de Literatura Joaquín de Entrambasaguas que en 1970 describe y transcribe su contenido en “Un códice de Lope de Vega autógrafo y desconocido” (Revista de Literatura, 1970).

Una peculiar forma de trabajo

Contiene una parte de obra inédita, sobre todo poética, y fragmentos varios de obras conocidas y publicadas, en algunos casos, con variantes. Por ejemplo: La Dorotea, de 1632, Amarilis, huerto desecho…. Todas ellas entremezcladas en el manuscrito, lo que demuestra la forma de trabajo de Lope, simultaneando la creación de varias obras a la vez. La gran importancia de la obra radica sobre todo en que se trata de un borrador, porque sólo existen tres borradores de Lope en el mundo, ya que, como es sabido, escribía directamente sus comedias, por lo que aunque hayan llegado a nosotros llenas de tachaduras, son obras definitivas, es decir, redacciones manuscritas finales o copias destinadas a la venta, pero nunca borradores, lo que aumenta la rareza de los mismos.

De sus innumerables obras (al parecer pudo escribir unas 1.800, de las que nos han llegado unas 400) se conservan bastantes autógrafos; 44 de ellos de comedias, entre completas y fragmentos, y de éstas 22 se encuentran en la BNE. La consulta del Códice Daza, debido a su inestimable valor documental y literario, y por razones de preservación, conservación y seguridad, será restringida, tal como sucede con el fondo reservado en todas las bibliotecas del mundo. Pero los usuarios e investigadores dispondrán de una copia digitalizada.