El programa incluyó 10 conciertos en los que se completó el aforo de 116 sobre las 302 plazas del Teatro Calderón de Motril, establecido por la COVID-19.

Entre otros intérpretes actuaron el Cuarteto Minguet, Spanish Brass, Forma Antiqua, los guitarristas Miguel Trápaga, José María Gallardo del Rey y Miguel Ángel Cortés, y el contrabajista griego Petros Klampanis.

Esta octava edición de Música Sur es especialmente meritoria, ¿lo siente así su director?

Efectivamente. Desde el momento en la que la pandemia comenzó a hacer estragos teníamos muy claro que iba a hacer falta un esfuerzo añadido al que ya hacemos cada año para sacar adelante el Festival.

¿Qué les animó a continuar pese a la pandemia?

Por un lado, visualizar la posibilidad de celebrar Música Sur en los momentos más oscuros del confinamiento, rodeados en Madrid por el caos y la muerte, nos aportó esperanza e ilusión para iluminar tenuemente el futuro incierto que se avecinaba. Por otro, el convencimiento de que, debido a la fragilidad del tejido cultural de este país, es necesario luchar por los proyectos ya consolidados con uñas y dientes. Una vez que se desaparecen es casi un milagro volver a recuperarlos. Lo sabemos por experiencia. Protejamos la cultura. Disfrutemos de ella: es uno de nuestros bienes más preciados

¿La seguridad ha sido una de sus prioridades?

Por supuesto. En todo momento se han respetado las medidas de seguridad establecidas: distancia, toma de temperatura, disposición de gel, uso de mascarilla, alfombra de desinfección, etc. No ha habido ningún problema con el público, ni en cuanto a las medidas sanitarias y de distanciamiento ni en ningún otro aspecto.

¿Qué supone Música Sur en el panorama español de festivales?

Música Sur es un festival hecho por músicos para músicos y, por tanto, pensado con el máximo esmero para el disfrute general: el de nosotros mismos y, sobre todo, el del público; sin el público es imposible entender nuestra propia existencia como músicos. Este concepto de festival de pequeño formato, pero con un contenido muy denso y muy variado en estilos y géneros, no es habitual en nuestro país y mucho menos en estas fechas otoñales. En Música Sur primamos el contenido antes que el relumbrón, algo de lo que normalmente se nutren los grandes festivales con grandes presupuestos.

¿Qué destacaría del programa diseñado en esta ocasión?

Me gusta decir que cada concierto está diseñado pensando en que, si alguien sólo asiste a ese, no importa cual, se lleve una idea rotunda de lo que es Música Sur. Es casi imposible destacar un solo concierto cuando tienes tal variedad de estilos, conjuntos y propuestas; desde el flamenco, el jazz, la danza, cine con música en vivo, hasta la música de cámara clásica en sus formas más variadas: recuperación de repertorio inédito, música antigua y gran repertorio.

Como máximo responsable de esta cita, ¿se siente compensado por el esfuerzo realizado?

A mí, personalmente, me basta con el hecho de haber sido capaces de mantener el Festival en estas circunstancias tan complicadas. Pero, afortunadamente, esta edición ha ido mucho más allá. Hemos disfrutado de conciertos espectaculares y tanto el apoyo tanto institucional como el del público han sido abrumadores.

¿Esta edición refuerza las ediciones futuras?

Creo que sí. Si hemos sido capaces de sobrevivir a este annus horribilis difícilmente nos achantaremos ante posibles situaciones adversas. Nos hemos curtido y hemos aprendido mucho por el camino.