El último, Be my cowboy, ha llegado este verano con mucha personalidad propia y un pelotazo en toda regla titulado Nobody que, a diferencia del resto del álbum, enamora a la primera; aliento épico, guitarreo irresistible y voz expansiva para incitar al baile mientras expresa deseos de amor (alguien a su vera que la salve, la quiera y la bese como se besa en las películas buenas) pero también se da gritos de ánimo para sobreponerse si los deseos no se cumplen y nadie, absolutamente nadie más que uno mismo, está ahí para echar una mano.