Este año, con la participación de 500 centros escolares de 332 localidades de 20 provincias, se ha superado el número de colegios y alumnos –un 20 % más que en ediciones anteriores– que han querido vivir la experiencia de una mañana en la que sus aulas y salones de actos, a través de pizarras digitales y proyectores, han entrado en la sala principal del Teatro Real.

Esta iniciativa se lleva a cabo en coordinación con las consejerías de Educación de las comunidades con las que se ha firmado convenio de colaboración –Andalucía, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid y Murcia– y está enmarcada en el proyecto pedagógico El Real Junior, con el que pretende acercar la música y las artes escénicas a los más jóvenes.

A través de este programa, el Teatro acoge cada año a más de 30.000 niños en las funciones escolares y familiares de sus espectáculos concebidos para diferentes edades (de bebés a adolescentes), y ha programado, desde 2016, una serie de retransmisiones en centros escolares, cuya participación sigue creciendo gracias a su apuesta por las nuevas tecnologías y al proyecto de difusión audiovisual, además de su firme vocación de acercar la ópera a todos los rincones de la geografía española más allá de su sede.

Una gata seductora y avispada

El gato con botas, ópera infantil del compositor catalán Xavier Montsalvatge (1912-2002), basada en el cuento homónimo de Charles Perrault (1628-1703), es una exitosa coproducción del Teatro Real con el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, la ABAO y la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera, que ha triunfado en todos los teatros desde su estreno en 2005.

Inspirándose en los personajes travestidos de la ópera italiana del siglo XVIII, Montsalvatge destina el papel protagonista del gato a una mezzosoprano, lo que dio pie a que Emilio Sagi –en la dirección de escena–, y Agatha Ruiz de la Prada –en la escenografía y figurines–, para transformar al gato en una gata seductora y avispada, interpretada por Marisa Martins, que sorprende al público desde su primera aparición, llevándolo, con su gracia y guiños cómplices, hasta el esperado final feliz con boda, festejos y mucha algarabía.