El último de ellos salió hace unos meses, un tiempo que a su protagonista se le ha pasado como un suspiro: «Me da la sensación de que el tiempo va demasiado deprisa últimamente. Sacamos All Souls Hill el pasado mes de mayo, pero parece que fue hace un siglo. Me gusta mucho cómo quedó el disco, pero en cierto sentido me da la sensación de que es antiguo porque ya estoy trabajando en varios proyectos nuevos. La pandemia ha sido un desastre para todo el mundo, pero, en mi caso, si algo ha tenido de positivo es que me ha permitido dedicarme a trabajar mucho en el estudio. Desde ese punto de vista los dos últimos años han sido realmente muy productivos. De hecho, el nuevo álbum está ya terminado y espero que pueda salir el año que viene».

– Llevas toda la vida grabando discos, ¿de dónde sacas la energía para hacer uno nuevo a estas alturas?

No necesito buscar la energía en ninguna parte. Es más sencillo que todo eso. Tengo la inmensa fortuna de dedicarme a lo que más me gusta en la vida y, felizmente, eso es algo que surge de mi interior, de forma muy natural. Por supuesto, es cierto que cada nuevo disco es un reto, pero de momento me desenvuelvo bien.

La música es algo que siempre ha sido fundamental en mi vida. A los doce o trece años, ya sabes, me enamoré de una chica por primera vez, pero bastante tiempo antes, a los ocho o nueve, ya me había enamorado de la música de una forma absoluta y para siempre. Es lo que sé hacer, lo que vengo haciendo desde que era un chaval, y espero poder seguir haciéndolo durante mucho tiempo.

– ¿Cómo sabes cuándo llega la hora de grabar un nuevo álbum? ¿Te consideras exigente contigo mismo como compositor?

Para mí es algo natural. Empiezo a escribir y si veo que una canción no funciona la descarto y paso a otra cosa. Sí, creo que soy exigente con mi propio trabajo. Afortunadamente, hace años que compongo y grabo en casa, en mi propio estudio, y eso me facilita mucho las cosas. Puedo hacer pruebas constantemente hasta dar con la melodía o el arreglo adecuado.

– ¿Qué peso tienen sobre cada nuevo disco todos los anteriores?

Una influencia relativa… Cada nuevo disco es la suma de todo lo que he hecho antes más lo que todavía no había hecho. Es decir, no pretendo que cada disco que hago sea completamente nuevo y diferente a todo lo anterior, pero sí que muestre un avance hacia cosas que no había hecho antes. Todo el mundo evoluciona y no puedes conformarte con lo que ya sabes hacer y sabes que puede funcionar, sino que debes plantearte el reto de intentar ir un poco más allá. Al menos así es como lo veo yo.

– Has sacado ya 15 discos bajo el nombre de The Waterboys (con diferentes formaciones) y dos a tu propio nombre, ¿qué diferencia hay entre The Waterboys y Mike Scott?

En realidad no hay ninguna diferencia, es exactamente la misma cosa. Mi primer disco en solitario, Bring ‘Em All In (editado en 1995, cuando los Waterboys llevaban ya seis álbumes en el mercado), sí fue algo especial. Era bastante diferente de lo que habíamos estado haciendo hasta entonces y tenía sentido que saliera bajo mi nombre y no con el del grupo. En ese momento tuve la necesidad de trabajar completamente por mi cuenta y es cierto que aquel disco lo hice yo prácticamente solo, tocando todos los instrumentos y ocupándome también de la producción, junto con Niko Bolas.

El siguiente lo hice también a mi nombre, pero en realidad podría haber sido un disco de los Waterboys. Me di cuenta, sencillamente, de que con los Waterboys llegaría a mucha más gente que con mi propio nombre. Se trata de mí mismo acompañado por los músicos con los que cuento en cada ocasión. Algunos están mucho tiempo en la banda y otros no tanto, pero llevamos ya unos cuantos años con una formación bastante estable con la que me siento muy a gusto.

– ¿No echas de menos pertenecer a una banda?

Creo que tengo lo mejor de actuar en solitario, que es ser mi propio jefe y poder desarrollar mis propias ideas, y lo mejor de tener una banda, que es retroalimentarme con el trabajo del resto de los músicos. Siempre he sido muy afortunado al dar con los músicos más adecuados para cada ocasión. Siempre me han aportado mucho y he aprendido de ellos.

– ¿Recuerdas cuáles fueron los primeros discos que te cautivaron?

Cuando era todavía un crío, a finales de los años sesenta, había muchos grupos que me gustaban, pero creo que el primer disco que recuerdo que me impactó fue Mony Mony, el single de Tommy James and the Shondells. Era el año 1968 y fue entonces cuando decidí que me dedicaría a la música costase lo que costase.

– Creciste durante la década de los sesenta, pero el punk llegó cuando tenías diecisiete o dieciocho años, ¿cómo recuerdas el impacto de ese movimiento?

Fue algo tremendo; nos cambió la vida totalmente a todos los de nuestra generación. A los músicos, desde luego, pero también a todo tipo de personas con un mínimo de inquietud por el arte o la cultura. Como decía antes, empecé a meterme en la música a finales de los sesenta, cuando había muchísimos grupos maravillosos haciendo discos increíbles. Yo era un niño -nació en 1958-, pero me encantaban los Beatles, los Rolling Stones, Dylan… Sin embargo, los primeros años setenta no fueron tan divertidos o interesantes; ya sabes, el rock progresivo y todo aquello. El rock se estaba convirtiendo en algo realmente aburrido hasta que apareció el punk. Aquellos grupos, como los Clash en Inglaterra o Television en Estados Unidos, eran buenísimos, pero, sobre todo, tenían un mensaje que cambió toda la escena musical de la época: cualquiera puede coger una guitarra y montar un grupo. ¡Ni siquiera hace falta que sepas tocar!

Además, la escena del punk se iba formando delante de ti, en los bares a los que ibas, en la calle, en las salas de actuaciones o en las tiendas de discos. Los que estaban encima del escenario cuando ibas a ver un concierto eran los mismos tipos con los que te tomabas una cerveza. Yo conocía a muchos de ellos. Conocí a Joe Strummer, por ejemplo, cuando yo tenía diecinueve años, simplemente porque era uno de los tíos que se movían por los mismos sitios que yo.

El punk fue una fuente de inspiración bestial para un montón de grupos, hicieran el tipo de música que hicieran.

– Cuando empezabais los Waterboys coincidisteis con una serie de grupos, como U2, Big Country, Simple Minds o The Alarm, con los que compartíais algunos elementos estilísticos. De hecho, los críticos aprovecharon una de vuestras canciones para nombrar ese movimiento.

No creo que hubiera tal movimiento. Me gustaban esos grupos y muchos otros de aquella época y puede que compartiéramos algunas características, pero en realidad no teníamos mucho que ver unos con otros. Como dices, trataron de empaquetarnos bajo el título de una de nuestras canciones, The Big Music, pero ese es el típico recurso de la prensa, no creo que respondiera en absoluto a algo real. Además, la canción no se refería en realidad a nada relacionado con la música, sino que es una especie de invocación espiritual.

– Además de tener un contenido, efectivamente, muy espiritual, tus letras suelen ser muy trabajadas y a menudo con referencias literarias, ¿te consideras un poeta?

No, no, qué va. Me considero un escritor de canciones, de la música y también de la letra de esas canciones.

– Algunas de ellas, sobre todo las de los primeros discos, son auténticos clásicos de la época, ¿cómo llevas que sean esas canciones de casi cuarenta años las más solicitadas por tu público?

No es exactamente así; yo creo que a la gente que viene a ver a los Waterboys también le gusta escuchar las canciones nuevas. En cualquier caso, no tengo problemas con ninguna de mis canciones. Afortunadamente, ya tenemos un repertorio muy amplio y cada vez que salimos de gira podemos hacer una selección de canciones realmente buenas, algunas más antiguas y otras más nuevas.

– ¿No te cansas de tocar The Whole of the Moon, por ejemplo?

La verdad es que no. Es una gran canción; representa mucho para mucha gente y siempre que la tocamos la gente la disfruta mucho y nosotros también.

– ¿Tratas de estar al día de la música que se hace actualmente?

Tengo que reconocer que no hago grandes esfuerzos para escuchar todo lo que va saliendo, pero sí me llegan cosas interesantes de vez en cuando. Por ejemplo, mi hija es muy fan de Taylor Swift y a mí me gusta mucho también. Me parece una compositora extraordinaria.

– Este mes de septiembre tocáis de nuevo en España, cuyo público siempre os ha recibido con mucho entusiasmo, ¿qué expectativas tenéis y qué pueden esperar vuestros seguidores en esta ocasión?

Nos encanta tocar en España y estamos deseando hacer esos conciertos en Madrid, Murcia y Granada. Como dices, el público español suele ser particularmente entusiasta y receptivo a nuestra música. Siempre que tocamos allí notamos una conexión especial prácticamente desde la primera canción. Como siempre, trataremos de dar lo mejor de nosotros mismos.

The Waterboys. A Girl Named Johnny.

The Waterboys. The Big Music.

The Waterboys. The Whole of the Moon.

The Waterboys. Fisherman´s Blues.

The Waterboys. A Life of Sundays.

The Waterboys. The New Life.

The Waterboys. Is She Conscious?

The Waterboys. Higher in Time.

The Waterboys. This Light is for the World.

The Waterboys. Love Will Shoot You Down.

The Waterboys. The Lake Isle of Inesfree.

The Waterboys. I Can See Elvis.

The Waterboys. If I Was Your Boyfriend.

The Waterboys. Where the Action Is.

The Waterboys. Sticky Fingers.

The Waterboys. All Souls Hill.