Construido en un lenguaje modernista, fue el primer edificio del ensanche de Barcelona que integraba la tipología y la tecnología industrial, combinando hierro y ladrillo visto. Lluís Doménech fue uno de los principales protagonistas del modernismo catalán, adelantándose a las propuestas arquitectónicas europeas con un lenguaje innovador y una arquitectura basada en un nuevo concepto integrador de todas las artes.

Combinación de influencias

El edificio se encuentra encajado entre dos casas contiguas y de él cabe resaltar su fachada, donde se aprecia una combinación de influencias estilísticas clásicas, visibles en la puerta del centro y en los dos laterales simétricos, y musulmanas, reconocibles en los elementos de raíz mozárabe y en la composición geométrica de arabescos.

Tras una restauración firmada por los arquitectos Roser Amadó y Luís Doménech Girbau, la Fundación Antoni Tàpies abría sus puertas en 1990 y 20 años después ha sufrido una nueva remodelación y ampliación realizada por Iñaki Ábalos y Renata Sentkiewicz en la que el principal objetivo ha sido adaptar al edificio histórico a las nuevas normativas de seguridad y accesibilidad.

Con esta nueva ampliación, abierta al público el pasado mes de marzo, la Fundación ha ganado nuevos espacios expositivos, zonas de archivo y de educación y, además de ello, diafanidad, lo que también permitirá el desarrollo de una nueva y más amplia programación. Por otro lado, la remodelación de estos espacios expositivos ha permitido un mejor aprovechamiento de la iluminación natural.

Adaptación y funcionalidad

El nuevo edificio, con fachada portante de metal y cristal, está situado en el patio trasero, y es aquí donde se han ubicado las oficinas y áreas administrativas. Armónicamente conectado y relacionado con el ya existente, está rematado por una cubierta ajardinada que se abre al patio de manzana, siendo este el lugar elegido para colocar una nueva obra de Tapies, Mitjó (Calcetín, 2010), que acompaña a Núvol i cadira (Nube y Silla, 1990).

En resumen, esta ampliación se caracteriza por su adaptación y funcionalidad, tratando desde un primer momento de restituir el carácter funcional primitivo (industrial) con el objetivo de hacer invisible la intervención arquitectónica; “mas allá de dar visibilidad a las obras realizadas, hemos querido enriquecer la experiencia que cada visitante se lleve y que salga enriquecido sin saber muy bien cuál ha sido la intervención del arquitecto”, explican los autores de esta última reforma.

 

Arquitectura, paisaje y medio ambiente

Iñaki Ábalos y Renta Sentkiewicz comenzaron su colaboración en 2008, cuando el estudio de Ábalos y Herreros se desdobla. Renata SentKiewicz ya había colaborado con Abalos & Herreros desde 1999, uniéndose a la firma 2001.

El trabajo de este estudio se centra en la escena nacional e internacional, proponiendo una síntesis de rigor técnico, imaginación formal y una integración de la arquitectura, el paisaje y el medio ambiente. Con una especial atención a los edificios de gran altura, a los equipamientos culturales, a los espacios públicos y la vivienda colectiva, su trabajo responde de manera creativa a los valores sociales y a las culturas emergentes, otorgándoles una dimensión simbólica y cultural, complementada con un trabajo de investigación realizado a través de escritos y actividad académica, desarrollada desde el Laboratorio de Técnicas y Paisajes Contemporaneos LTPC, creado y dirigido por Iñaki Ábalos desde 2001.

El método de trabajo de Abalos+Sentkiewicz Arquitectos está, desde los primeros pasos del proyecto, basado en la integración de las energías, estática, materialidad y paisaje, a través de la creación de equipos interdisciplinares que garantizan la sinergia entre la calidad, la innovación y la integración y que definen el perfil de la firma. Este esquema básico se adapta a las circunstancias específicas de cada proyecto bajo el lema de “construir el proyecto del proyecto” en relación con todos los agentes involucrados para garantizar la mejor creatividad y atmósfera de participación.