El Ayuntamiento de Madrid, tras revisar el proyecto, pensó que merecía la pena llevar a cabo una revisión del plan urbanístico del barrio para cambiar su altura máxima, que inicialmente era de ocho plantas. Las viviendas tenían que tener unas dimensiones mínimas específicas y el bloque que acoger un número concreto de viviendas. En resumen, la torre albergará definitivamente 132 pisos y dúplex de uno y dos dormitorios, en régimen de alquiler con opción a compra, y que ya están adjudicados. La superficie de los pisos de un dormitorio es de 44 metros cuadrados y la de dos, de 50.

Diseño y materiales novedosos

El diseño y el uso de materiales novedosos son las características de este inmueble de 72 metros de altura que entrará a formar parte del top ten de los inmuebles residenciales más altos de la capital. Pero no es un rascacielos, es, como lo denominan los ingleses, un “highrise”, un edificio en altura. Para los arquitectos, “sin duda, hay que hacer el contrapunto a una trama horizontal más extensa y a un caserío más homogéneo. En los próximos años esperamos que la arquitectura siga acercándose al cielo y nosotros con ella”.

En este edificio no hay distinción entre delante y detrás o principio y final. Responde de forma similar tanto a la calle de acceso como a la zona verde que discurre por el otro lado longitudinal. Está cerrado exteriormente con escamas de zinc colocadas en franjas horizontales, deslizadas unas sobre las otras, en las cuales se insertan los huecos con la intención de no hacer evidente los niveles del piso. Se ha creado una convivencia de escalas, colocando las ventanas en cada estancia desde su mejor posición interior. Desde fuera es difícil adivinar a qué estancia o a qué piso corresponde cada ventana, juego que da cierta vibración a la fachada.

La renovación de la vivienda

Poco a poco, se debilita el tópico de que las viviendas de protección oficial son de baja calidad. Hay muchos ejemplos de viviendas tuteladas o con subvención pública con arquitectura de calidad, como el edificio de MVRVD en San Chinarro (Madrid), de diseño revolucionario, o años atrás, El ruedo, de Francisco Javier Saénz de Oiza, al borde de la M30 madrileña.

Precisamente, la vivienda es el tema que la arquitectura moderna utilizó preferentemente a la hora de renovar la disciplina a principios de los años 20 del pasado siglo. Los encargos provenían casi siempre de organismos públicos, ayuntamientos sobre todo, preocupados por encontrar soluciones al problema del alojamiento en los países del centro de Europa.

Los principios de racionalidad y funcionalidad, que son argumentos canónicos de la primera modernidad arquitectónica, encuentran sintonía con los planteamientos económicos de respuesta al problema de la vivienda, de forma que la seriación (construcción controlada de un número alto de unidades de vivienda) es la respuesta que la arquitectura racional ofrece a los responsables políticos. Este maridaje entre modernidad arquitectónica y vivienda está, por tanto, presente desde el comienzo y ha continuado renovándose desde entonces.

 

Entresitio

El estudio de arquitectura Entresitio fue creado en 2003 por María Hurtado de Mendoza y César Jiménez de Tejada, ambos profesores asociados de Proyectos Arquitectónicos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y colaboradores desde el inicio de su actividad profesional. Años mas tarde, se unió al estudio José María Hurtado de Mendoza, hermano de la primera.

Han ganado varios premios en concursos de arquitectura que les ha permitido construir un edificio de 12 vpp para jóvenes en Villarrobledo, un centro de salud en Minglanilla, una residencia de menores drogodependientes en Chinchón, dos viviendas unifamiliares en la Dehesa de la Villa de Madrid, el Centro de Especialidades de Daimiel y un Centro Municipal de Salud en San Blas, Madrid.