El 28 de diciembre de 1895 los hermanos Lumière mostraron públicamente el invento del cinematógrafo. Por allí rondaba un director de teatro, profesional de la industria del zapato y experto ilusionista que se quedó prendado de aquel cachibache.

Tras la negativa de los hermanos por la compra del aparato, el mago y prestidigitador aprovechó sus conocimientos mecánicos y técnicos para realizar su propio instrumento y mostrar las películas que él mismo realizaba.

Su pasión por las ilusiones ópticas venía de su estancia en Inglaterra, donde había frecuentado el Egiptian Hall en el que actuaba el inventor e ilusionista John Nevil Maskelyne, abuelo del llamado “Mago de la guerra”, Jasper Maskelyne, el cual ayudó con sus trucos visuales a vencer en África al Mariscal nazi Erwin Rommel durante la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte, el teatro donde el nuevo cineasta mostraba sus films lo había fundado el relojero Robert Houdin, innovador mago del que el famoso Houdini se inspiró para su alias.

Así comenzó la magia del cine; la fantasía, la creatividad, la técnica al servicio de la originalidad; la ficción, la creación y la ilusión. Son estas invenciones de los mecánicos de la fábrica de sueños de las que este vlog diminuto tratará. Magia en formato comprimido, arte audiovisual reducido. Poca disertación y mucha exposición.

Para empezar 2 de las 500 obras que realizó Méliès, el pionero de todo lo que aquí se verá; efectiva fusión de técnica e idea. Aquí comienza la gran ilusión; pero con ejemplos diminutos.