Y eso parecen saberlo muy bien los organizadores de la Berlinale de Berlín, que en la edición de este año, la nº 57, prepararon un menú -una sección- especial a base de películas de temática culinaria: sólo para paladares exquisitos. Un ciclo que llevaba por título Cine culinario. Comer, beber, ver películas.

Porque como bien dice el cocinero Primo (Tony Schalhoub), protagonista de Big Night, la cinta que abrió el ciclo, "comer bien significar estar cerca de Dios". Y es que el buen cine -del que sabe mucho la Berlinale- enriquece el espíritu igual que una buena comida alimenta e bienestar del cuerpo. Pero realmente el objetivo del Festival va más allá de proyectar cintas con la excusa de la cocina como marco. Se trata también de promover el concepto de "slow food" (comida lenta), contrapuesto al de "fast food" que tanto parece imperar en nuestros días. 

Hambre, comida y placer

El slow food es un movimiento internacional, nacido en Italia hace ya veinte años que se dedica a promover la cultura de una alimentación sana y de calidad. Además, tiene como objetivo luchar contra la desaparición de las tradiciones culinarias en todos los rincones del planeta. Ya el año pasado, en la anterior edición, la Berlinale y el movimiento slow food colaboraron en la preparación de un ciclo especial titulado Hambre, comida y placer.

Pero al margen de la proyección de películas, cortometrajes y documentales, la nueva sección estrenada este año incluía la posibilidad de degustar una suculenta cena previa a cada una de las sesiones, a cargo de prestigiosos cocineros alemanes. Nada mejor que llegar con el estómago reconfortado al patio de butacas y rematar la velada con una buena peli. Una combinación excelente para los más sibaritas y, además, en un marco de excepción, el Gropius Mirror de Berlín, un antiguo restaurante que abrió sus puertas nada menos que en 1920 y que hizo las delicias de los participantes en esta innovadora propuesta.

Y finalmente, para rematar la sesión, al término de cada una de las proyecciones se organizaba un “sabroso” debate abierto a los espectadores/comensales para profundizar en la temática culinaria correspondiente a cada proyección.

De lo que, desde luego, no cabe duda es que propuestas como ésta alimentan…

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