Pero más allá de su talento como poeta, Alberti era pintor. Su primer compañero fue un pincel y no una pluma, ya que la pintura se manifestó como su primera vocación. Ahora, gracias a la exposición Alberti oculto. Diálogo de Venus y Príapo, los vallisoletanos pueden acercarse a esas dos caras de Alberti, la de pintor y la de poeta, a través de dibujos que se muestran por primera vez.

Dotado de una sensibilidad única, estas obras, que datan de la década de los 90, la última etapa de su vida, son un canto a la poesía, al amor y a la belleza. Una ocasión única para emocionarse, disfrutando de bellas metáforas creadas por un pintor poeta o un poeta pintor. Una colección de 60 dibujos, 4 grabados, 20 fotos y 18 libros con material inédito que permite el acercamiento al Alberti más oculto y erótico, con color, alegría y los sensuales cuerpos femeninos como protagonistas.

Encuentro con el Prado

alberti_valladolid_3Todo comenzó cuando en 1917 su familia se traslada del Puerto de Santa María a Madrid, y un adolescente Alberti visita por primera vez el Museo del Prado. La pinacoteca marcará su vida («¡El Museo del Prado! ¡Dios mío! Yo tenía / pinares en los ojos y alta mar todavía / con un dolor de playas de amor en un costado, / cuando entré al cielo abierto del Museo del Prado») como había pasado ya con otros grandes artistas. Las obras maestras allí expuestas le abren los ojos y el joven artista deja fluir su gran pasión. Comienza entonces a dar sus primeros pasos en el mundo de la pintura y el artista Daniel Vázquez Díaz le anima a desarrollar su vocación. Participa ya en 1920 en el Salón Nacional de Otoño de Madrid, el mismo año en que su padre fallece. Dos años más tarde, seducido ya por la escritura, participa en otra exposición colectiva, esta vez en el Ateneo de la capital española.

El artista nada entre dos aguas, tras la muerte de su padre sus sentimientos se expresan con mayor fluidez a través de la poesía, pero el pincel sigue siendo un compañero fiel. Como consecuencia de esta sinergia nacen las «liricografías», un maravilloso intento de dibujar versos. La dualidad de sus vocaciones hace que sus versos se inunden de vida, de color, de formas como si el papel fuera lienzo y la pluma fuera un pincel.

El propio artista reconocía que antes de escribir se imaginaba sus versos dibujados. A su vez, sus pinturas y dibujos son poesía, la lírica está presente en el lienzo. Artista vanguardista y polifacético supo perfectamente desarrollar su talento en estas dos ramas y a lo largo de su vida, según el momento en el que se encontraba, era capaz de expresarse a través de la poesía o de la pintura, siempre de una manera pura y libre.

De esta manera la poesía era su musa para la pintura, y la pintura su musa para la poesía. La poesía visual de sus obras nos envuelve; el límite de la poesía y de la pintura desaparecen. Como si de un mismo arte se tratara con una maestría que hasta al dios Apolo, padre de la Poesía, y al dios Júpiter, padre de la Pintura, sorprendería.

Reencuentro en Buenos Aires

Durante unos años el andaluz dejó de lado la pintura y hasta su exilio en Buenos Aires no se reencontraría con su primera gran vocación. Tal vez el recuerdo de su juventud idílica le lleva a evocar en sus obras esa época de su vida en la que la pintura era su fuente de vida espiritual. Entonces escribe su obra A la Pintura, que dedica a su amigo Pablo Picasso.

alberti_valladolidAlberti demuestra sin pudor su admiración hacia Velázquez, Zurbarán y los demás artistas que estudió en el Museo del Prado. En ese tiempo su sed insaciable le llevan a investigar y a empaparse de nuevas formas de creación. La escritura y la pintura empiezan a compartir protagonismo con otros medios de expresión plástica como la de ilustrador, grabador, dibujante, decorando muebles y objetos…

Alberti es artista. Todo lo que ve es susceptible de convertirse en un objeto artístico. Lo que para una persona normal es algo trivial, para él es un objeto de deseo, un instrumento con el cual dar rienda suelta a su pasión: la creación.

En Roma, ciudad a la que llega en 1963, desarrolla con más fuerza esas manifestaciones plásticas. Es un periodo muy fructífero para su arte. Tal vez el barrio del Trastevere le influye decisivamente, en la ciudad italiana respira arte, los monumentos, las ruinas… todo le inspira.

En 1977, de vuelta en España se reconoce su gran labor como pintor y recibe numerosos homenajes. La actividad de Alberti no cesa, escribe, ilustra libros, realiza carteles para corridas de toros, expone en distintas ciudades sus obras… Gracias a todas esas manifestaciones hace llegar su arte a distintos lugares y nos recompensa con esa sensibilidad compartida. 

La muestra se completa con una colección de libros y fotografías que dan testimonio de su relación con los artistas: imágenes junto a Tápies, Roberto Matta, Motherwell. Así como con compañeros de las letras: Benedetti, Jorge Guillén a quien había conocido en la Residencia de Estudiantes, o junto a Delibes y Rosa Chacel en la famosa imagen de los Cursos de Verano de El Escorial.

Valladolid. Alberti oculto. Diálogo de Venus y Príapo. Sala Pasión.

Del 11 de marzo al 1 de mayo de 2011.

Comisaria: Marisa Oropesa.