García-Alix, poderoso narrador visual, consigue traducir sus imágenes en palabras, construyendo un nuevo relato al ritmo de las fotografías que se suceden en el vídeo. Las imágenes se presentan como pequeñas historias; el texto, en cambio, es el resultado de un análisis personal ulterior convertido en su propia confesión. El relato de García-Alix surge de sus propias imágenes, ya sean mentales o representadas, y, a partir de su relación con la realidad y de “lo vivido” en la literatura, surgen las imágenes.

El fotógrafo, apasionado lector de novela histórica y ficción, hace suyos los personajes y las historias que encuentra en los libros; los personajes de Joseph Conrad y Louis Ferdinand Céline están de alguna forma reflejados en sus obra. El texto, al igual que las fotografías, desarrolla la dimensión autorreferencial del fotógrafo. La literatura consigue prolongar la reflexión sobre la vida, las experiencias, los miedos y los anhelos que las imágenes recogen. 

Nuevas realidades

Lejos de limitar la imaginación, la imagen puede llegar a potenciarla e inventar nuevas realidades. La fotografía de García-Alix genera infinitos espacios oníricos delimitados por el relato complementario del propio fotógrafo. Por otro lado, el texto consigue dotar de cierto orden al pensamiento abstracto del artista y así estructurar sus pensamientos de manera más clara que las imágenes, con una naturaleza más desordenada, al asociarse a momentos vividos. García-Alix busca una narración unitaria donde el texto sirve de eje a partir del cual se construye la narración visual. El resultado es la búsqueda personal que rodea permanentemente la obra de este fotógrafo.

Tanto los retratos, más concretos, como las arquitecturas o naturalezas más cercanas a la abstracción y el texto de García-Alix comparten una función poética. La unión entre fotografía y texto, cuyo culmen es el vídeo, es un producto en sí mismo. Un híbrido que surge de la unión de las dos artes buscando una nueva forma de contar. García-Alix se apropia de estos dos medios, imagen y palabra, que se complementan y validan. La metáfora es la forma lingüística que realiza la conjunción de la imagen y el texto. Este recurso permite al fotógrafo la integración de elementos dispares, el acercamiento de formas ajenas creando un vínculo entre ambas; el lenguaje es, en definitiva, el puente que crea una nueva imagen.

El paraíso de los creyentes forma parte imprescindible de la extensa novela que García-Alix va elaborando con cada fotografía, con cada texto, con cada proyecto. Movido, una vez más, por la pasión de narrar, se descubre ante nosotros haciéndonos partícipes y convirtiéndonos en cómplices de su propia historia.  

Alicante. Alberto García-Alix: El paraíso de los creyentes. Centro Cultural Las Cigarreras. 

Hasta el 31 de julio de 2011.