Además, se puede ver su Lampada Annuale (1966), una bombilla en una caja de madera que se enciende al azar únicamente durante 11 segundos al año, representativa de su producción povera; Ordine e Disordine (1973), tapices de letras de colores que el artista entregaba a bordadoras afganas y pakistaníes para que eligieran su composición final; o sus lavori biro, obras realizadas a bolígrafo con amigos y conocidos.

Reacio a cualquier clasificación

A Alighiero Boetti se le suele etiquetar como artista conceptual miembro del movimiento povera. Sin embargo, se desvinculó de este último en la década de 1970 y él mismo era reacio a ser clasificado. Boetti trabajó con una amplia gama de herramientas, técnicas y materiales, desde el papel hasta materiales más inusuales e industriales, como el plexiglás, el yeso, el aglomerado o las lámparas. Su obra ha estado influenciada por sus profundos intereses teóricos (filosofía, alquimia, esoterismo), así como por sus viajes. Era un apasionado de las culturas no occidentales y disfrutó de numerosas estancias en Pakistán y Afganistán, país al que no pudo volver más tras la invasión soviética de 1979.

Tras un largo período de estudio y documentación, los comisarios –Lynne Cooke, Christian Rattemeyer y Mark Godfrey–, con el apoyo del Archivio Alighiero Boetti y la Fondazione Alighiero e Boetti, han realizado una cuidada selección de trabajos, prestando especial atención en mostrar al singular creador como una de las figuras más fascinantes e influyentes en el arte de la segunda mitad del siglo XX.

Importantes colecciones

Las obras reunidas en la exposición proceden de importantes colecciones internacionales; el mismo MoMA, cesiones de instituciones italianas de primera fila, como la Galleria Nazionale d’Arte Moderna e Contemporanea de Roma, y préstamos del Dallas Museum of Art o el Museum für Moderne Kunst de Frankfurt. Hay varias piezas que se exhiben al público por primera vez y algunos tapices, cruciales para tener una visión completa del trabajo de Boetti.

La muestra se acompaña de un catálogo en inglés y español publicado por las tres instituciones implicadas en este proyecto. En él se incluyen más de 140 imágenes y ensayos de los comisarios –Lynne Cooke, Mark Godfrey y Christian Rattemeyer–, además de textos de otros autores como Claire Gilman o Jason Smith.

 

“Felici coincidenze”

Alighiero Boetti nació en Turín en 1940. Allí se introdujo inicialmente en la corriente del arte povera y asimiló el interés por las instalaciones simples, con materiales sencillos, la relación cambiante entre la elaboración y la presentación de la obra de arte. Poco después cambió radicalmente de estilo de trabajo y, en palabras de Christian Rattemeyer, legó una producción de obra “impredecible, altamente inventiva, lúdica y poética”, que va desde el dibujo, la pintura y la escultura, hasta el mail art, prácticas conceptuales, el bordado y el tapiz.

Sus creaciones escapan de cualquier clasificación convencional, buscando una lógica y un desarrollo intrínsecos a su trabajo. Boetti fue un artista inquieto, curioso y prolífico, y abrazó la colaboración y el azar, a las que llamaba “felici coincidenze”, y que frecuentemente colorean su obra.

El artista se interesó siempre por probar materiales nuevos, cada vez distintos, y también por viajar a lugares remotos que podían abrirle nuevas posibilidades. En 1971, precisamente viajó por primera vez a Afganistán, país que seguiría visitando intermitentemente hasta la invasión soviética. Además de la curiosidad por los lugares remotos, no es casual que fuera ese el país que eligió para sus viajes: sentía una gran fascinación por un antepasado suyo, Giovan Battista Boetti, que en siglo XVIII se convirtió al Islam en un viaje a Constantinopla. Boetti veía la cultura afgana como “resistente” y mantenida a lo largo del tiempo por medio de la elección y el esfuerzo.

Para él, la creación colaborativa y no protagónica tenía especial importancia: valoraba y apreciaba trabajar con sus ayudantes y conocidos cercanos, así como con artesanos de cualquier lugar del mundo. De este modo desarrolló un sistema de pensamiento creativo que contenía varios principios de dualidad: norma y excepción, lógica e indeterminación, orden y desorden, singularidad y multitud, similitud y diferencia, clasificación y desbordamiento, masculino y femenino, ver y no ver. El propio título de la exposición, Game Plan, tiene en cuenta estas dualidades: unos y otros cohabitan y se retroalimentan, creando la poesía que define y eleva toda su obra.

 

Nueva York. Alighiero Boetti. Game Plan. The Museum of Modern Art. MoMA.

Hasta el 1 de octubre de 2012.