Mendizábal utiliza todas las facetas de nuestra cultura más directa para configurar su particular mapa de ideas y para reflexionar sobre la ideología como elemento aglutinador de individuos. Así, su obra puede leerse como una crítica de ésta última, partiendo de la puesta en escena de las estructuras que le dan forma.

Sobre el lugar simbólico

En este sentido, algunos de los trabajos de esta exposición versan sobre el lugar simbólico de la escultura formalista dentro del debate de la eficacia política del arte, tomando como ejemplo la vida de esculturas públicas que retratan insignes representantes de ciertas ideologías. Ejemplos de ello son la obra Otxarkoaga (ML) (2007) o Memorial (2009).

La primera es una fotografía que recrea la recontextualización de un monumento dedicado a Marx y Lenin. El doble busto, diseñado y creado para su exhibición en el interior, se alojó en 1993 en una masa de piedra en forma de prisma para su colocación al aire libre en un barrio de Bilbao. Por su parte, la escultura en hormigón Memorial responde a la enigmática forma del marco que alojaba un busto de Lenin, erigido en Londres por el arquitecto Berthold Lubetkin a principios de los años cuarenta, en un momento en el que aún se toleraba un reconocimiento así en Gran Bretaña.

A pesar de proceder de contextos distintos, los monumentos de ambas obras tienen en común un diálogo entre el realismo de las figuras y el formalismo de sus marcos respectivos. También, en algún momento, ambos fueron objeto de reacciones iconoclastas y víctimas de desalojo o destrucción que despojaron al marco, la forma abstracta que alojaba las efigies, de su continente.

Artista crítico

Sus trabajos también muestran una crítica de la ideología y una investigación muy profunda a propósito del signo. Con ello, el espectador llega a cuestionarse aquello que yace bajo una forma que nos ha venido dada y está aceptada, pero que puede tener soterrados múltiples significados.

Así, las complejas articulaciones que se crean entre la estética y la política mediante el análisis del signo, de su materialidad como significante y de su habilidad para trascender ciertos significados “eventualmente pueden devenir emblemas políticos o sociales”, opina el artista.

Mendizábal traslada al lenguaje artístico acciones, situaciones y elementos de su realidad más cercana tanto en lo político como en lo social o lo musical. El acercamiento multidisciplinar y transversal que hace el artista a todas estas problemáticas tocan de lleno las dificultades de representación del hecho político, así como los vacíos entre la actividad artística y ese “inconsciente político” que está presente en las producciones culturales, manifestaciones de la colectividad y movimientos de masas.

Dos piezas para la ocasión

Específicamente para el Museo Reina Sofía, Mendizábal ha realizado las piezas Hard Edge y Soft Focus. La primera consta de seis piezas de DM, un aglomerado elaborado con fibras de madera, resueltas escultóricamente reproduciendo un gesto de sustracción. El término del título fue acuñado por un grupo de pintores californianos y fue también el título de una muestra en la galería Denise René de París donde el Equipo 57 expuso por última vez en 1964. Todo ello crea un contexto del cual surge un rasgo formal que se convertirá en síntoma: en contra de la rigidez analítica del lenguaje abstracto, aparece un gesto que lo desestabiliza e insiste en conceptos como la activación y dinamización del espacio y la estructura.

“La dimensión performativa que ello aporta, y que afirma que la subjetividad del artista interviene mediante un gesto severo en las formas geométricas, es invocada en Hard Edge como elemento simbólico”, explica Medizábal.

80 diapositivas

La segunda pieza, Soft Focus, se compone de 80 diapositivas que reproducen el inventario del Museo Etnográfico de San Telmo, que la editorial La Gran Enciclopedia Vasca encargó al fotógrafo Sigfrido Koch en 1976. La reproducción se ha manipulado con la veladura del filtro difusor, o soft focus, un rasgo de estilo de los paisajes y retratos idealizados que hacía Koch. La obra llama la atención, en contraste con las formas “duras” de las representaciones de lo colectivo que se invocan en la exposición, sobre un rasgo de estilo que a menudo se ha desestimado como idealizante, esteticista y superficial. En este caso, el artista lo toma como significante en una operación simbólica, aludiendo a cuestiones recurrentes en su obra: los problemas de la representación de la identidad, de la etnografía como disciplina y de su relación siempre conflictiva con la fotografía y el documento.

 

Intensa trayectoriaAsier Mendizábal estudió Bellas Artes en la Universidad del País Vasco (1996) y obtuvo una beca de residencia en de-Ateliers, en Ámsterdam, en el año 2000. Ha estado presente en importantes exposiciones colectivas –Cine y Casi Cine (Museo Reina Sofía, 2003); Después de la noticia (CCCB, Barcelona, 2003); Manifiesta 5 (San Sebastián, 2004)–, y su primera exposición individual fue en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) en 2008. En 2010 obtuvo el premio Ojo Crítico de Artes Plásticas. Actualmente vive y trabaja en Bilbao.

 

 

Madrid. Asier Mendizábal. Museo Reina Sofía.

Del 9 de febrero al 12 de mayo de 2011.

Coordinación: Gemma Bayón.