La misma Calcografía Nacional que reconoció sus méritos expone desde hoy miércoles, 1 de febrero, 41 estampas seleccionadas por el propio artista que conforman un recorrido íntegro y esencial por su concepción de la imagen, sus rupturas estéticas y sus experimentos sintácticos. Una sugerente selección que incluye piezas de todas sus etapas creativas.

Sinceridad y probidad

El ejercicio de la pintura y del arte gráfico es indisociable en Canogar. Su importante producción gráfica, superior a 350 creaciones, pone de manifiesto un notable conocimiento de las técnicas de la litografía, el aguafuerte, la serigrafía, el collage y el tratamiento de papeles. Su trayectoria en el ámbito del arte gráfico ha sido de gran sinceridad y probidad artística.

A lo largo de su carrera, iniciada en Madrid a finales del decenio de 1950, ha legado una obra gráfica coherente, de alta calidad estética. La suya es una de las más fecundas y sobresalientes aportaciones a la estampa del último medio siglo, reconocida con el Premio de Honor en la Trienal de Arte Gráfico de Croacia y con el Premio Tomás Francisco Prieto de la Fundación Casa de la Moneda.

El recorrido de esta muestra comienza con una pieza de 1960, una litografía –técnica aprendida en el mítico taller de Dimitri Papageorgiu, luego perfeccionada en el Tamarind Lithography Workshop de Los Ángeles– con la fuerza gestual de los planteamientos expresionistas de El Paso. La exposición avanza con un significativo grupo de litografías impregnadas del compromiso social y político del artista a finales de los 60 e inicios de los 70.

Depuración formal

Durante la siguiente década, Canogar indaga en la abstracción geométrica sirviéndose de la práctica del aguafuerte, y desarrolla su influyente serie de cabezas, cuya producción abarca los años ochenta, un repertorio de múltiples variaciones compositivas y cromáticas sobre el mismo tema.

La depuración formal y la búsqueda de la esencia mediante superficies limpias y puras de color, que caracterizará su más reciente propuesta creativa, está representada por estampas que resultan de la hibridación de procedimientos, en los años 90, y del recurso a la serigrafía durante la primera década del presente siglo.

“La obra de estampación tiene autonomía propia”

rafael_canogar_2Citaba el propio Canogar, en la presentación de la exposición de su obra gráfica, aquellas palabras en las que el actual director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, glosaba la obra del artista: «Rafael Canogar se nos muestra en el tórculo con la misma exactitud experimentadora y renovadora que en su faceta de pintor. Como transgresor de la linealidad y de la continuidad, su sentido del progreso creativo convierte, también, a su labor gráfica, en una continua investigación, en este caso, de las posibilidades de los distintos dialectos de este enriquecedor lenguaje».

«Efectivamente, creo que en estas palabras –señala Canogar– están contenidas las claves de mi trabajo como artista y como estampador. La obra gráfica tiene su propia riqueza. No es ni pintura, ni es dibujo. Tiene autonomía propia. No me cansaré de repetir que es otro modo de lenguaje y en ese hecho radica su enorme valor».

Para el artista, «la actitud de búsqueda es consustancial a quien hace obra gráfica», al tiempo que considera que se debe destruir el dibujo original: «Reivindico siempre que lo único que debe perdurar es la edición como único documento de la estampación de esa imagen o ese boceto. Este hecho no siempre se hace y el primer perjudicado es el propio creador».

Madrid. Rafael Canogar. Obra gráfica. Calcografía Nacional (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando).

Desde el 1 de febrero de 2012.

Noticias relacionadas:

344._Rastrojera._09

246._Toledo._01

191._Gniezno._96