La distancia geográfica y cultural que separa las tierras catalanas de las húngaras no ha sido obstáculo para el establecimiento de vínculos ya desde la Edad Media. Ciñéndose a este período, la exposición muestra la naturaleza de unos lazos que si bien inicialmente serían circunstanciales, a partir del siglo XIII se basarán en las estrategias matrimoniales de la Casa de Aragón y la Casa de Arpad.

Cuatro princesas

A partir de aquí, se explican las historias de cuatro de estas princesas, educadas desde su nacimiento para casarse y marchar lejos de la familia a países con una cultura muy diferente. Cada una encarna una manera diferente de ser reina, fruto de la época y las circunstancias personales. Las protagonistas de estos enlaces, celebrados entre el siglo XII y XVI, son Constanza de Aragón, casada con Emerico de Hungría; Violante de Hungría, casada con Jaume I; Beatriz de Aragón, casada con Matías Corvino (Hunyadi) -el hijo del gran guerrero Janos Hunyadi, en el que se inspiró el personaje de Tirant lo Blanc– y, en menor medida, María de Habsburgo, nieta de Fernando II de Aragón, casada con Luis II de Hungría (caído en la batalla de Mohacs). Cuatro princesas, viajeras de tierras lejanas.

La exposición reúne un importante conjunto de 225 piezas procedentes de museos y colecciones de toda Europa y Estados Unidos entre las cuales destacan un conjunto de mesas procedentes del Musée Languedocien de Montpellier, donde se encuentra la única representación coetánea del rey Jaume I (en la pequeña tabla aparece el rey a caballo en una escena de caza, con un halcón en la mano y precedido por un lancero que sopla un olifante); el tesoro de Santa Isabel de Portugal, del Museo Machado de Castro de Coimbra, elaborado por maestras orfebres de la Corona de Aragón; parte del conjunto funerario de Constanza de Aragón, procedente de la catedral de Palermo; una selección de la Biblioteca de la reina Beatriz y su hermano Joan de Aragón; y una importante muestra de objetos sobre los orígenes del pueblo magiar procedente del Museo Nacional de Hungría.

Dos pueblos en formación

En la primera mitad del siglo X, todavía resulta prematuro hablar tanto de la existencia de Hungría como de la de Cataluña. Una y otra no son sino una poderosa confederación de tribus nómadas con un territorio en vías de definición y un conjunto de condados carolingios asentados al pie de los Pirineos y del litoral vecino, afanado en contener a sus poderosos vecinos musulmanes.

Ambos pueblos, periféricos respecto del imperio creado por Carlomagno, asentarán su identidad sobre áreas de fricción entre la naciente civilización europea de raíz franco-germánica y dos de los más importantes modelos alternativos a esta: el mundo de los nómadas de las estepas y el del Islam mediterráneo. Es ahora, cuando empiezan a perfilarse sus respectivas personalidades.

Cataluña y Hungría ponen fin a su existencia medieval en la periferia del gran imperio de los Habsburgo sin dinastía propia y con su independencia y capacidad de decisión muy mermadas. Bajo el gobierno de esta saga bicéfala, sus relaciones ya no son fruto de la política exterior de dos dinastías nacionales, sino que son consecuencia de una nueva lógica imperial.

 

Barcelona. Princesas de tierras lejanas. Cataluña y Hungría en la Edad Media. Museo de Historia de Catalunya.

Hasta el 2 de agosto de 2009.