La exposición abarca un período de más de 200 años, que comprende desde el siglo XVIII, época en que comienza este fenómeno de los “grandes reyes”, hasta el año 1947, año en que India consigue finalmente su independencia de Inglaterra.

A través de sus piezas, el visitante no sólo podrá conocer el contexto histórico y social de esa fascinante época, sino que también comprenderá la importante labor de mecenazgo que desempeñaron estos soberanos, destinada a engrandecer su estatus real y a reafirmar su identidad de monarcas absolutos.

Continuo cambio de rol

La exposición contempla varias secciones, que van marcando el continuo cambio de rol que desempeñaron los maharajás a lo largo de su historia, siempre consecuencia del contexto histórico al que pertenecieron. También la evolución de sus gustos y preferencias en cuanto a los ostentosos lujos se refiere queda perfectamente reflejada.

De esta manera, las primeras salas de la exposición exploran la imagen del maharajá como incuestionable líder político, religioso y militar, así como destacado patrocinador de las artes, idea que se materializa con piezas tales como el lujoso trono procedente de Udaipur o el palanquín destinado a transportar a la maharani –gran reina- de Jodhpur. También objetos como espadas, elaboradas joyas para turbantes e incluso espuelas de oro y diamantes incrustados son muestra del elevado poder y de la riqueza de la que gozaban los monarcas.

Cambios de poder

La siguiente sección se centra en los cambios de poder y de gusto acaecidos entre la segunda mitad del siglo XVIIII y principios del XIX, consecuentes de la desintegración del Imperio Mogol, que provocó un período inestable de disputas territoriales entre los distintos reyes. Representativo de esta época es de nuevo un trono dorado del Maharajá Ranjit Singh, quién logró unificar los combativos territorios del Punjab en un único y  poderoso estado Sij o las numerosas armas y armaduras, propias de dicho belicismo.

Paralelamente a esta situación, se produjo la rápida expansión territorial de la Compañía Británica de las Indias Orientales, lo que generó un estilo híbrido anglo-indio, reflejado en objetos como el servicio de mesa firmado por la marca británica Spode o una silla de estilo egipcio diseñada para el Nawab de Awadh.

Al servicio británico

Todo este alarde de ostentación y de lujos continuó en las cortes Indias hasta la época del Raj -período de administración británica en India- cuando los maharajás perdieron su poder real, quedando éste al servicio de la corona británica. Los soberanos indios mantuvieron por un lado sus costumbres sociales y culturales aunque bajo formas de gobierno occidentales, es decir, que los príncipes se vieron obligados a vivir como estereotipados maharajás aunque con comportamientos y muchas veces mentalidad propia de un verdadero “gentleman”. 

Esta ambigüedad se pone de relieve en la muestra, con una serie de fotografías de los monarcas ataviados a la manera india y a la inglesa, imágenes tomadas a su vez por célebres artistas indios y también occidentales como Ravi Raja Varma o Man Ray, respectivamente.

Finalmente, el afán de “modernización” a la manera occidental, así como el mecenazgo de los maharajás con firmas europeas se pone de manifiesto en la sección última de la exposición, donde pueden verse joyas expresamente fabricadas para los maharajás por reputadas firmas europeas como Cartier y Van Cleef & Arpels, saris diseñados por las casas de alta costura francesas, un lujoso Rolls-Royce o un baúl de viaje de Louis Vuitton.

 

Londres. Maharaja; the splendour of India royal Courts. Victoria & Albert Museum.

Hasta el 17 enero 2010.