La muestra recupera así un aspecto un tanto desconocido de la obra del fotógrafo, sobre todo si se compara con la famosa serie de 1933, Paris de Nuit, gracias a la cual el artista se ha convertido en uno de los creadores de iconos fotográficos de mayor fama y difusión en la actualidad.

Se trata de fotografías que responden al mismo afán por revelar ocultaciones que llevó al fotógrafo a retratar los aspectos más sórdidos del París nocturno, en este caso descubriendo graffitis, marcas anónimas e instintivas de las que en 1930, cuando el fotógrafo comenzó a interesarse por este tipo de señales, se podía admitir su importancia sociológica, pero de ninguna manera sus posibilidades artísticas, aún por descubrir y definir.

Captar el alcance estético

Brassaï es el primero que intenta captar el verdadero alcance estético de estas formas de expresión que no siguen tipo alguno de estética o de canon artístico y que, sin embargo, son poderosamente expresivas.

Este alcance hoy día es algo incuestionable, que se relaciona estrechamente con la obra de artistas como Tàpies o, sobre todo, Dubuffet, cuyo informalismo y descubrimiento del “art brut” (el arte hecho por discapacitados de cualquier tipo) beben directamente de las mismas fuentes que las fotografías de Brassaï.

Los graffiti, protagonistas absolutos de las fotografías, son asimilables a la obra de Dubuffet precisamente por lo que tienen de instintivo, informalista y autorreferencial. Ambos consideran estas formas de expresión como creación dependiente directamente del instinto y, por consiguiente, del subconsciente, cualidad que si era básica en la creación surrealista de la que participó Brassaï, se convierte en la auténtica razón de ser del arte de Dubuffet, para el que es la forma más verdadera de creación.

Obra precursora

El vínculo entre Brassaï y Dubuffet revela lo que tuvo el fotógrafo de precursor, en cuanto a que reflejó con su obra unas preocupaciones estéticas que décadas más tarde serían las de la vanguardia artística más avanzada.

Se sabe que Brassaï continuó fotografiando graffitis durante el resto de su vida, de manera minuciosa y realizando grandes esfuerzos, tanto por retratarlos obteniendo la máxima expresividad como por comprender la esencia de su creación. Para ello hacía largos recorridos por las ciudades, anotando en un cuaderno las ubicaciones exactas de los graffiti y escribiendo textos que ayudasen a interpretarlos, que se publicaban junto a las fotografías.

Los títulos de las diversas series, tales como Nacimiento de Rostros, Máscaras y Rostros, Magia o Muerte, son enormemente elocuentes del interés por desvelar su estética, sus vínculos con el subconsciente y su carácter onírico. Además, al dividirlos en grupos bajo un mismo nombre les confiere una coherencia, cierto significado general, metafórico y onírico pero existente.

La exposición incluye textos originales del fotógrafo, páginas de los cuadernos dedicados a este tipo de fotografías, así como comentarios originales del autor acompañando cada fotografía.

Madrid. Graffiti. Brassaï. Círculo de Bellas Artes.

Del 20 de noviembre al 25 de enero de 2009.

Comisaria: Oliva María Rubio.