Con la conversión al culto de la Sagrada Familia, monumento Patrimonio de la Humanidad, se cumple el sueño del genial arquitecto Antoni Gaudí, católico devoto en proceso de beatificación por la Iglesia.

Visionario Gaudí

«Vendrán de todas partes para ver qué estamos haciendo», pronosticó Gaudí a principios del siglo XX sin prever que esta afirmación se haría realidad un 7 de noviembre de 2010.

La Sagrada Familia es la novena basílica de la capital catalana, después de la Catedral, Santa María del Mar, Basílica de la Mercè, Basílica Santa María del Pi, Sant Josep Oriol, la Concepción, Sagrado Corazón de Jesús del Tibidabo y la de Sant Just i Pastor.

Gaudí trabajó hasta su muerte en 1926 en el diseño y construcción del templo, que ha sido expiatorio desde sus inicios –ya que está mayoritariamente construido gracias a los donativos de sus fieles–. De hecho es uno de los monumentos más visitados de la ciudad de Barcelona y de España gracias a los más de dos millones de turistas que recibe cada año, que también contribuyen a su sustento.