El lote se completa con una pintura anónima, La Virgen de Loreto, de finales del siglo XVIII o principios del XIX, realizada sobre un tejido de seda fijado a un soporte de madera. La salida de estos cuadros del IPCE ha coincido con la llegada de otra obra procedente del mismo museo, titulada El tiovivo, de José María Sert.

Giordano

La intervención en las dos obras de Giordano (1634-1705), artista italiano que desarrolló importantes encargos en España a finales del XVII, ha consistido en retirar repintes y limpiar el barniz, oscurecido por la oxidación y la suciedad, lo que daba un tono amarillento a las pinturas. Además, en el caso de La Natividad urgía un tratamiento que garantizase la readhesión de la película pictórica para evitar más pérdidas como las ocurridas, aunque pequeñas, en el centro de la composición y en el lateral derecho.

Las alteraciones que sufría la pintura de Solís (1620-1684), quien trabajó mucho para conventos madrileños, tienen su origen en intervenciones anteriores a su adquisición por el Estado en 2000. Además de numerosos repintes, La Anunciación presentaba quemaduras causadas durante la forración, un procedimiento con el que se reforzaba el lienzo adhiriendo otro por su reverso con la ayuda de rodillos o planchas calientes.

Esteve (1753-1820) fue ayudante de Goya, a quien se atribuyó Retrato de la Duquesa del Parque durante mucho tiempo. La radiografía de la obra ha mostrado ahora que se ejecutó sobre otra que representa un grupo de soldados con fondo de montañas. El cuadro debió de sufrir las consecuencias de un incendio porque presentaba faltas de pequeño tamaño que suelen originarse por las ampollas que se forman en un óleo sometido a un intenso calor.

Obra singular

La singularidad de La Virgen de Loreto radica en cómo se ejecutó la policromía, realizada al óleo sobre una lámina de plata y con una preparación de albayalde. La restauración, aparte de fijar y limpiar la policromía, eliminó los pliegues formados en el tejido de seda, que también mostraba falta de adherencia a la madera.

El tiovivo, que el Estado compró en 2009, forma parte de una serie de siete obras que Alfonso XIII encargó a Sert (1874-1945) para que fuesen tejidas en la Real Fábrica de Tapices. El proyecto nunca llegó a materializarse y solo quedan los cartones que pintó el artista catalán.