«No hay precedente de que una Administración pública, ni institución ni organismo cultural, tanto a nivel nacional como internacional, se haya enfrentado a un reto patrimonial de este calado. Asumir la gestión de estas 14,5 toneladas de valiosísimo material supone un reto de primer orden que afrontamos con enorme entusiasmo», ha afirmado Prieto.

Minucioso inventario

El tesoro de la fragata de la Real Armada Nuestra Señora de las Mercedes llegó a la sede de la Secretaría de Estado de Cultura, en la céntrica plaza del Rey de Madrid, el pasado 25 de febrero, después de que dos aviones Hércules C-130 del Ejército del Aire español aterrizaran en Torrejón de Ardoz transportando en sus bodegas el mayor tesoro jamás rescatado de las profundidades del mar.

Desde entonces, un equipo de 25  especialistas de diferentes disciplinas ha llevado a cabo un inventario muy riguroso que se concreta en la cuantificación de 574.553 monedas, de las que 309.396 son monedas individuales (212 de oro y 309.184 de plata) y 265.157, todas de plata, están en bloque o compactadas, «y así se van a quedar pues su valor arqueológico no aconseja ni manipularlas ni intentar separarlas», según ha apuntado Elisa Cabo, subdirectora general de Protección del Patrimonio Artístico, que con el subdirector general de Museos Estatales, Enrique Varela, intervino también en la presentación.

Reales de plata

Se trata de piezas que pertenecen al sistema monetario español de la época de los Borbones, durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, emitidas entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, con el año 1804, el del hundimiento, como fecha más reciente. Fueron acuñadas en los virreinatos americanos, en las Reales Casas de Moneda de Lima, Potosí, Popayán y Santiago de Chile. La mayor parte son de ocho reales de plata, en tanto el lote de oro se compone de piezas de ocho escudos.

«Los bienes culturales de este valiosísimo conjunto arqueológico», concluyó Jesús Prieto, «nos cuentan la historia de la nave y su carga, de su tripulación, sus pasajeros y de la vida de abordo y lo integran, además de las monedas, objetos como tabaqueras, gemelos, hebillas, bolas de plomo, balas de cañón, gargantillas, monóculos que conservan sus cristales y elementos de vajilla. Todo ello nos habla del contexto histórico, artístico, antropologico y cultural de una època».

Esta prevista que parte de la colección protagonice una exposición itinerante que viajará por distintas ciudades españolas. El calendario y los lugares concretos están todavía por determinar.

Historia de un proceso

La justicia de Estados Unidos falló el pasado 31 de enero a favor de España en el denominado ‘caso Odyssey’ y, en consecuencia, la empresa cazatesoros se vió obligada a devolver a nuestro país el tesoro de la fragata, valorado en 400 millones de euros. Con 208 años de retraso, su preciada carga iniciaba el camino de vuelta a España.

En mayo de 2007, Odyssey anunció el hallazgo de un tesoro en el Atlántico. Aunque la compañía bautizó el descubrimiento con el nombre de Black Swan (Cisne Negro), los funcionarios del extinto Ministerio de Cultura sospecharon desde un principio que el pecio expoliado correspondía a la Nuestra Señora de las Mercedes, una fragata española hundida por la flota británica en 1804 frente a las costas del Algarve. A partir de ahí se inició un conflicto de cinco años que terminó en enero pasado en los juzgados estadounidenses.

El 30 de noviembre de 2011, el extinto Ministerio de Cultura informaba de que el Tribunal de Apelaciones de Atlanta había desestimado el recurso presentado por la empresa Odyssey por el que solicitaba la revisión del fallo de septiembre de 2011 del mismo tribunal que venía a ratificar una sentencia favorable a España dictada por un tribunal de Florida en el caso del expolio de la fragata. Dicha sentencia reconocía los derechos de nuestro país sobre el buque y su cargamento y ordenaba la compañía expoliadora la devolución y entrega a España de todas las monedas y objetos extraídos del pecio. En aquel momento, los 11 jueces del Tribunal de Apelaciones ratificaron de nuevo dicha sentencia.

Decisión clara y rotunda

En septiembre de 2011, el Gobierno español se mostró «extremadamente satisfecho» de que el Tribunal de Apelaciones de Atlanta hubiera resuelto completamente a favor de nuestro país. La decisión, según afirmaba entonces el Ministerio, «es clara y rotunda y totalmente coherente con los principios que hemos defendido desde el comienzo del asunto». La sentencia incluía la obligación de la empresa estadounidense de devolver a España, de acuerdo con el derecho internacional, todos los objetos retirados del pecio. El resultado que España había perseguido desde el primer momento.

En mayo de 2010 se celebró en el Tribunal de Apelación de Atlanta (Georgia, EE.UU.) una vista oral sobre la decisión del Tribunal de Tampa de 22 de diciembre de 2009 en la que se establecía que «el barco Nuestra Señora de las Mercedes es patrimonio español y que todos los objetos de este barco extraídos ilícitamente por la empresa Odyssey Marine Exploration deben de ser devueltos a España». La vista oral se produjo después de que las partes presentaran sus alegaciones por escrito.

En aquel capítulo del pleito, las partes contaron con 25 minutos para realizar sus presentaciones y contestar a las preguntas formuladas por los jueces. El abogado que representó los intereses de España y el representante del Departamento de Justicia de EE.UU., que intervinieron en nombre de los Gobiernos de España y de Estados Unidos, respectivamente, señalaron que la decisión del Tribunal de Tampa era ajustada a derecho y que debía ser ratificada por el Tribunal de Apelación. Por su parte, la empresa Odyssey y parte de los descendientes de los comerciantes propietarios de la carga del navío trataron de demostrar que la decisión de Tampa contenía «errores claros».

Hechos históricos

mercedes-odyssey

Para el Ministerio de Cultura, la decisión de 2009 emitida por el juez de Tampa estaba basada en hechos históricos claramente documentados y en principios jurídicos universalmente aceptados, por lo que siempre confió en que la decisión del Tribunal de Apelación fuera coherente con la del Tribunal de Tampa y confirmara por tanto que el buque Nuestra señora de las Mercedes es patrimonio español de acuerdo con el ordenamiento jurídico internacional, así como con los ordenamientos internos e España y de EE.UU.

De hecho, la postura de España fue apoyada firmemente por el representante del Gobierno estadounidense al señalar que los Tribunales de Estados Unidos tienen la obligación de acatar los acuerdos internacionales, que obligan a que se respete el interés de España en la protección de los restos del barco, su carga y su tripulación.

14,5 toneladas

El tesoro fue expoliado en mayo del 2007 en un lugar aún no identificado al sur de Portugal y al oeste de Cádiz. Cuando la compañía hizo público el hallazgo, el Gobierno español lo reclamó con el argumento de que pertenecía al cargamento de la Nuestra Señora de las Mercedes pero para entonces Odyssey ya lo había trasladado a Florida a través de Gibraltar. La fragata fue  hundida el 5 de octubre de 1804 durante la Batalla del Cabo de Santa María por un obus lanzado por la flota inglesa que impactó en la «Santa Bárbara» del buque. La polvora allí almacenada  provocó una violentísima explosión que llevó a la fragata al fondo del mar en pocos minutos. El suceso fue recreado por Benito Pérez Galdós en Trafalgar, uno de sus Episodios Nacionales.

España siempre sostuvo que los restos pertenecen a un cementerio marino –en la deflagración del navío fallecieron 200 marinos y sus familiares– y se encuentran protegidos por la Ley de Inmunidad de Soberanía Extranjera, un principio jurídico «absolutamente claro» en EE.UU. El Gobierno de Estados Unidos avaló en septiembre de 2009 ante el tribunal la petición española con documentación jurídica preparada por el Departamento de Justicia que incluían las posiciones del Departamento de Estado y de la Armada estadounidenses.

Tragedia de españoles

A raíz de la publicación en hoyesarte.com de aquella noticia sobre la postura oficial estadounidense, José María Moncasi de Alvear, descendiente directo del almirante Diego de Alvear, comandante de la flota en la que se incluía la Mercedes, agradeció en estas páginas a Estados Unidos su apoyo a España en el caso.

La historia de Diego de Alvear y el mencionado navío se remonta a 1802. Ese año, el almirante regresaba a España tras haber servido a la Corona como Segundo Comisario de la Demarcación de Límites entre España y Portugal. La fragata partió del Callao rumbo a Cádiz transportando patrimonio de la Corona y de comerciantes españoles. Dos años más tarde, cuando la Mercedes se encontraba ya frente a las costas portuguesas, el comandante De Alvear, desde otro navío, vio cómo la fragata española explotaba tras el ataque inglés llevándose consigo a su esposa, a siete de sus ocho hijos y toda su fortuna.

Patrimonio de nuestra historia

En el momento de la batalla que hundió a la Mercedes, las hostilidades entre Gran Bretaña y España habían sido suspendidas por el Tratado de Amiens de 1802, por lo que nuestro país no se encontraba en guerra con Inglaterra. En respuesta a este ataque, España declaró la guerra a Gran Bretaña y entró nuevamente en las Guerras Napoleónicas que duraron otra década más. El hundimiento de la Mercedes marcó un momento clave en la historia de España y de Europa; por tanto, el Gobierno español siempre ha sostenido que el pecio y su contenido forman parte del inalienable patrimonio histórico de nuestro país.

 

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