La obra es un óleo sobre contrachapado de la última etapa de Picasso. Sus antecedentes se sitúan en la revisión que en la década de los sesenta realizó el artista de los maestros de la pintura barroca española. La literatura del Siglo de Oro español fue también fuente de inspiración del pintor, que en su vejez poseyó ediciones de los siglos XVII y XVIII de escritos de Góngora, El Quijote y un ejemplar de La Celestina de 1601.

Reinterpretaciones

El cuadro, también llamado Busto de señor español, forma parte de las reinterpretaciones de Picasso acerca de lo barroco, al igual que su célebre serie sobre Las Meninas. Lo singular de su forma trapezoidal podría apuntar a que, al igual que en otras ocasiones, Picasso reutilizara un material presente en su entorno, en este caso un contrachapado, como elemento de creación artística.

Sobre este soporte, el artista aplica una pincelada suelta, ágil y viva, como corresponde en muchos casos a esta última etapa de su trayectoria. Con este trazo amplio y extenso marca los rasgos más característicos del caballero, al que termina por animar con el destello rojizo de sus labios y una posible pícara embriaguez que delata la mancha encarnada de su nariz. Junto a la perfecta datación de la obra el día 15 de septiembre, Picasso añade el número I como inicio de la serie que va a trabajar.

Cabeza de mosquetero podrá verse en la Sala X del Palacio de Buenavista hasta el próximo octubre, muy próxima a otro mosquetero picassiano, el óleo Mosquetero con espada (1972), que forma parte de la colección del MPM. Tras su exhibición en este lugar, la obra permanecerá durante unos meses más en la pinacoteca, ya que pasará a mostrarse como parte de la exposición El factor grotesco, que se inaugura el 22 de octubre.

La colección del Museo de Málaga

Esta obra ingresó en 1993 en el Museo de Málaga por depósito ministerial procedente de la colección de Agustín Rodríguez Sahagún, ministro durante el gobierno de la UCD. Esta institución posee una reducida pero heterogénea colección de obras de Pablo Picasso. Entre éstas cabe destacar la acuarela denominada El viejo de la manta, un retrato de su padre enviado a su maestro Antonio Muñoz Degrain desde La Coruña y donada por el pintor valenciano en 1916, y Pareja de ancianos (La Coruña, 1895), tabla regalada a su prima Concha y donada por su padre al Museo en 1923.

En las décadas de los cincuenta y sesenta, impulsado por las gestiones de Juan Temboury, el secretario de Picasso, Jaume Sabartés, lega su biblioteca picassiana al Museo, entre la que se encuentran cuatro carpetas completas de obra gráfica del artista.

Los fondos de Picasso del Museo de Málaga se completaron con los retratos al carboncillo sobre papel del pintor Francisco Bohigas y el escultor antequerano Francisco Palma García, obras tempranas de sus años de formación en torno a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, y una cerámica. Así, desde la década de los ochenta, el Museo de Málaga pudo contar con una Sala Picasso en su primitiva sede del Palacio de Buenavista (hoy del Museo Picasso Málaga), con una clara orientación a la obra sobre papel del artista.

El Museo de Málaga es fruto de la unión administrativa en 1972 de los antiguos museos provinciales de Arqueología y Bellas Artes de Málaga. Actualmente se encuentra en pleno proceso de reorganización para su próxima inauguración en el cercano Palacio de la Aduana.