Esta exposición, comisariada por el historiador Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, reunirá una completa representación de la obra del artista español Antonio López, a través de una amplia selección de cerca de 100 dibujos, óleos y esculturas que representan sus temas más habituales: los interiores, en los que lo fantástico y lo afectivo irrumpen en la vida cotidiana, la figura humana, los paisajes y las célebres vistas urbanas de Madrid y Tomelloso, y las composiciones frutales.

Aunque se expondrán obras fechadas entre 1949 y 2010, el proyecto está centrado, por una parte, en el trabajo de las dos últimas décadas, por lo que reunirá obras tan emblemáticas como sus primeros retratos familiares surrealizantes, la mítica vista de la Gran Vía madrileña o los dibujos de su estudio. Junto a ello, prestará atención a sus obras recientes, incluso algunas todavía inacabadas y, por lo tanto, inéditas. Todo ello pondrá de relieve el lento y meditado proceso de creación artística de Antonio López, uno de los artistas con mayor prestigio, y que despierta mayor admiración, del panorama artístico español actual.

Artista de culto

Adscrito al llamado ‘realismo madrileño’, Antonio López (Tomelloso, 1936) es uno de los artistas más personales del panorama español posterior a la Guerra Civil. Desde la década de los años cincuenta, ha trabajado el dibujo, el grabado, la pintura y la escultura, creando una obra de aire intemporal y gran virtuosismo técnico, centrada en la representación realista de seres y objetos. Su repertorio iconográfico parte siempre de la realidad de lo visual y oscila entre los espacios de la intimidad y la inmensidad exterior: retratos, naturalezas muertas, interiores y objetos domésticos, y grandes panoramas.

En 1992 el director Víctor Erice filmó el largometraje El sol del membrillo, en donde puso de relieve el proceso creativo de Antonio López, cuya mirada intensa y concentrada sobre los objetos otorga a la obra un halo de silencio y ausencia de tiempo que mueve al espectador a una contemplación ensimismada y reflexiva. A este aire de ensoñación metafísica, de sugerencia de lo invisible a través de lo visible, contribuye enormemente el personal uso que el pintor hace de la luz.

A pesar de su estilo hiperrealista, Antonio López ha desarrollado una obra independiente de las tendencias realistas europeas más recientes o del hiperrealismo americano. Busca en la realidad que le rodea aquellos aspectos cotidianos de su interés, con una elaboración lenta y meditada, hasta lograr captar la esencia del retratado o de los objetos o paisajes representados.

Madrid. Antonio López. Museo Thyssen-Bornemisza.

Del 28 de junio al 25 de septiembre de 2011.